¿Cómo llegó a Arequipa el servicio de agua potable?
Por Carlos Meneses Cornejo
Provino de manantiales de Yumina y de Zemanat.
ESPECIALES DE AREQUIPA
Antes de que se fundara Arequipa en 1540 ya había campos en cultivo en producción y una pequeña población afincada, en lo que ahora es San Lázaro, que en su mayoría eran españoles que fracasaron en la aventura de conquistar Chile y se quedaron a vivir aquí, muchas veces emparentándose con nativas incaicas.
Cuando se reordenó la propiedad luego de la fundación del 15 de agosto, existían cultivos en andenes que se regaban con aguas de manantiales a las que en mayoría se concedía valor no solo como aguas limpias sino además naturalmente desinfectadas por provenir del subsuelo.
El primer sitio que recibió agua pura conducida a través de canales de ladrillos fue la Plaza Mayor y el autor del colosal esfuerzo, realizado en el año de 1741, fue el obispo Cavero, quien hizo tender la tubería de barro cocido desde una acequia de Miraflores hasta la Plaza de Armas prohibiéndose que los vecinos echaran en ella basuras y porquería.
Los padres dominicos, en 1779, consiguieron derivar este acueducto y, también, en la otra banda del río Chili, en 1869, el general Ramón Vargas Machuca, quien era prefecto de Arequipa hizo construir un baño público tomando las aguas de Enrique Romaña que tenía tierras a 500 metros más arriba de Zemanat, de donde se proveería de agua a la empresa ferrocarrilera que estaba instalando en Arequipa las líneas del tren que iría desde Mollendo hasta el Cusco.
Esta segunda fuente de aprovisionamiento de agua pura y potable para la ciudad fue aprovechada por los adinerados que vivían en Arequipa para tender sus propias tuberías, contando con el concurso del ingeniero Eduardo López de Romaña, quien consiguió un terreno en El Filtro para procurar una planta de filtraje que trajera el agua de Yumina, población vecina de Sabandía, que el 18 de marzo de 1885 decidió confiar a López de Romaña, que también era concejal, que hiciera la obra de traer a piletas públicas el agua del manantial de La Inmaculada que quedaba en Yumina. Un año después se comenzaron a ejecutar obras de conducción incluso subterráneas dirigidas por López de Romaña.
Seis túneles se hicieron en el camino, el primero tenía 4 metros de largo, hubo un segundo de 528, el tercero de 471, dos puentes cruzando el río Sabandía, el pozo negro y más de 8 kilómetros de tubería final.
Romaña renunció al cargo de ingeniero municipal rentado, ganó una medalla de oro y la colocación de su retrato en la galería de arequipeños ilustres al financiar con su dinero el final de la obra.
Durante 36 años, entre 1892 y 1928, Yumina con Zemanat fueron las proveedoras del servicio de agua potable y López de Romaña fue elegido presidente de la República por voto popular, en gratitud por darnos agua limpia.
En 1928, los arequipeños pasan a depender del abastecimiento de agua en la mayoría de las casas del centro porque además Yumina quedó chica y empezó a servir la planta de La Bedoya que hasta ahora existe y proporciona servicio a parte de Miraflores y Mariano Melgar.
Después se hace la planta de La Tomilla y muchos años después la de Miguel de la Cuba Ibarra al crearse la Corporación de Saneamiento de Arequipa y establecerse la empresa como autónoma con aporte internacional, de la Municipalidad Provincial de Arequipa, de la Junta de Obras Públicas y de la Junta de Rehabilitación y Desarrollo.
La mayoría de los datos que se consigna en esta información han sido obtenidos del tomo III de la publicación de la Universidad Católica de Santa María del libro El Texao, cuyo autor es el arequipeño Juan Guillermo Carpio Muñoz, quien no pudo menos que relievar la tarea técnica y el esfuerzo científico realizado para eliminar la mayoría de las acequias que se cerraron, en 1940, cuando toda la ciudad tuvo tuberías en sus casas.
Hay que precisar también que la infraestructura cambió radicalmente cuando los servicios higiénicos se incorporaron cerca de los dormitorios. En años anteriores los sanitarios estaban alejados de los ambientes destinados para el descanso y reunión familiar.