Por: Carlos Meneses

Así como hay malos magistrados merecedores de la condena colectiva, hay también ciudadanos cumplidos que actúan como fiscales jueces o funcionarios públicos que son un ejemplo de decencia.  

El juez Richard Concepción Carhuancho fue invitado a la ciudad de Pasco para recibir reconocimiento de la Facultad de Derecho de la Universidad del lugar y la recibió con mucho gusto porque era mérito ganado, pero no faltó un alcalde que quiso entregarle también un regalo y ante auditorio lleno el Dr. Carhuancho se negó a recibirlo y lo devolvió.

Él fue quien ordenó la detención del hermano de la presidenta de la República, Nicanor Boluarte en Lima.

La actitud del juez Carhuancho pone en manifiesto que, así como hay magistrados respetables y dignos de toda consideración hay, desde luego, quienes incumplen la tarea como administradores de justicia en forma en que no debieran actuar. Por eso es que la mayoría de peruanos se queja de los atrasos en la administración de justicia; unas veces en fiscalías y otras en los juzgados.

La mayoría de los reclamos son por retardos o por ilícitos que se advierten y que dan lugar a comentarios colectivos de condena a quienes trafican con el bien público o cometen el delito de demorar o de acelerar los procesos en función de dinero.

Por eso resaltamos la actitud de Richard Concepción Carhuancho, quien supo distinguir el honor de merecer un reconocimiento y diferenciarlo de aceptar un obsequio por bien cumplir su tarea de juez y procedió a rechazarlo y devolver lo que tenía en la mano a quien se lo dio. Reafirmando su manera de ser de absoluto cumplidor de sus obligaciones.