SÓLO EL QUE DA COSECHA BIENESTAR (2° PARTE)

Por Juan Manuel Zevallos Rodríguez.

HOY CONOCI EN EL MUNDO GENTE MARAVILLOSA

Dicen con mucha verdad, “el que ha yerro mata a yerro muere”. Quizá podamos correlacionar esa frase popular con una frase emocional, “él que para alcanzar sus sueños hace fraude a si mismo se engaña y en virtud de ese engaño morirá”.

La vida es un páramo de sorpresas o un jardín de maravillas.

 La vida a veces nos da en ese páramo de sufrimiento nuevas oportunidades para resarcirnos de nuestros errores. ¡Qué suerte tienen aquellos que tienen una nueva oportunidad para hacer las cosas bien desde el inicio!, pero qué mala suerte tienen esos seres humanos que, al dejar pasar esa nueva oportunidad, lloran amargamente su ignorancia y su displicencia para saldar las deudas pendientes de su existencia.

La vida sabe por qué a unos les regala nuevas opciones de desarrollo y a otros no les da una nueva oportunidad, sólo les permite ver sus errores y llorar, llorar amargamente por haber errado en tomar aquellas decisiones en los momentos más importantes.

La vida en verdad es justa, aunque no lo pareciera.

Unos dirán, por qué para unos hay más oportunidades y para otros una única oportunidad. Yo les contestaría así, “por qué todos somos distintos y a la vez iguales; iguales por qué tenemos el milagro de la vida latiendo en nuestros pechos y distintos en nuestras capacidades y nuestras limitaciones”.

Somos distintos y en virtud de esa diversidad, unos tenemos más oportunidades y otros menos. Nuestras actitudes de esperanza pueden aumentar nuestro crédito de oportunidades y nuestras actitudes egoístas las limitan o las anulan.

Nuestro desconocimiento en muchos quehaceres del ser humano sirve muchas veces de excusa para tener una nueva oportunidad, para volver a alcanzar el fruto anhelado. Nuestro vasto conocimiento en un área juega en contra nuestra, si sabes tanto tendrás por consiguiente menos oportunidades para errar.

La vida es justa pero cada ser humano quiere jugar a ser Dios y a juzgar la creación. Somos seres tan ínfimos y a la vez tan maravillosos en el universo celestial.

Nuestro concepto de cómo funciona el mundo es aun tan limitado y aun así nos atrevemos a pensar como Dios. Dios tiene un plan de existencia que va más allá de nuestras creaciones mentales más profundas. Él sabe por qué a unos nos da conocimiento y a otros ignorancia, por qué a unos les da mayores capacidades físicas y a otros les da mayores limitaciones físicas y mentales.

Sólo es sabe el por qué y la razón de cada ser humano y cada ser humano sólo tiene una misión en este mundo y esa misión es dar, darse por completo en cada acto, en cada pensamiento y en cada sentimiento.

El mundo no está gobernado por la buena y la mala suerte. Está gobernado por leyes maravillosas de amor, basado en actos de dar.

Cuando entendamos el mundo de esa manera, nuestro mundo interior será mejor. Dejaremos de juzgar y envidiar a los demás. Entenderemos el por qué a veces nos va bien y por qué a veces nos va mal.

Dios sabe cuándo es el momento adecuado para ponernos los obstáculos en el camino. A veces irán al inicio para templar nuestras fortalezas, a veces irán al final para probar el conocimiento adquirido y el valor que le hemos dado a nuestras experiencias. Todo tiene un por qué en el mundo, aun qué ese por qué sea desconocido para nosotros. El mundo recuérdenlo bien funciona en base a una ley de causalidad y en virtud de esta no hay nada casual en el universo.

Inexorablemente el que sembró bienestar cosechará bienestar, a veces temprano, a veces tarde, pero siempre cosechara bienestar y, aquel que sembró desidia y maldad verá tarde o temprano los frutos de su esfuerzo temprano. Lo triste es que cuando vez los frutos tarde ya no hay casi nada que hacer.

El honesto tendrá paz en su interior. La paz es un bien cuyo valor excede las arcas de todos los bancos del mundo y un tiempo de paz nunca podrá ser valorado en dinero.

El deshonesto tendrá sufrimiento, tendrá olvido y tendrá resentimiento. No podrá disfrutar lo alcanzado y si lo disfruta, el gozo efímero se volverá un día un elixir letal que lo destruirá.

Pero eso no es importante, lo importante es que somos seres humanos que tenemos la capacidad de decidir entre vivir en el jardín del bien, de la honestidad, la verdad y el compromiso social o de decidir vivir en los páramos de la violencia, la ingratitud, la envidia, la soberbia y el egoísmo. Está en cada uno de nuestros actos el hecho de inclinar la balanza de nuestro futuro.

Cada uno de nosotros es el artífice de su futuro. Cada uno es el responsable de sus actos. Uno decide hacer el bien o hacer el mal. Unos deciden por las conductas correctas, otros optan por la deshonestidad. ¿Cómo quieres vivir tu vida, envuelto en sufrimiento o en planicies de felicidad?

No hagas responsable a nadie de tu fracaso. Tú lo construiste poco a poco con tu falta de compromiso por tu vida pero atento, si te has dado cuenta de lo que te he dicho aun tienes esperanza, aún hay una nueva oportunidad, ¡Créelo!, de la misma manera que hiciste actos para destruir tu vida también puede hacer actos para construirla, aun estas  a tiempo, tienes vida, es el requisito más importante para construir tu existencia y si a ello le agregamos un fuerte propósito y una férrea  buena voluntad, el camino a seguir para nada será tortuoso.

Recuerda: no importa si ayer te equivocaste y si fallaste mil y un veces, lo único importante ahora es que has despertado y que te has dado cuenta de que tienes una vida maravillosa por construir. Créelo, aún hay esperanzas.

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