COMENTARIOS REALES Y GESTIÓN PÚBLICA

Por: Edgard Norberto “Beto” Lajo Paredes

La crónica “Comentarios Reales de los Incas”, escrito por el Inca Garcilaso de la Vega, es el relato oído a un Inca tío materno, cuando tenía “dieciséis o diecisiete años de edad, sucedió un día que mis parientes conversaban sobre sus reyes y antiguallas, al más anciano de ellos, que era el que más cuenta daba de toco le dije: Inca, tío, pues como no hay escritura entre vosotros, que es la que guarda la memoria de los hechos pasados, ¿qué noticias tenéis del origen y principio de nuestros reyes?” (Colección Pluma de Oro, Almen Editores S.R.L., p. 14); “El Inca, alegrándose por haber oído las preguntas, y el tener que responderlas, se volvió a mí y me dijo: Sobrino, yo te las diré de muy buena gana, a ti te conviene oírlas y guardarlas en el corazón (es frase de ellos por decir en la memoria). Sabrás que en siglos pasados toda esta región que ves, eran grandes montes y breñales, las gentes vivían como fieras y animales brutos, sin religión ni policía, sin pueblo ni casa, sin cultivar ni sembrar la tierra, sin vestir ni cubrir sus carnes, porque no sabría cultivar algodón ni lana para hacerse vestidos”. (p. 15-16). Esta forma de conservar lo acaecido mediante la memoria, transmitida, vía relato oral, es una maravilla de nuestra cultura andina.

Continuando: “Dijo el Inca: Nuestro padre el Sol, viendo los hombres tales como te he dicho, se apiadó y tuvo lástima de ellos, y envió del cielo a la tierra, un hijo y una hija de los suyos para que los adoctrinasen en el conocimiento de nuestro padre el Sol, para que lo adorasen y tuviesen por un dios, y para que le diesen preceptos y leyes para que viviesen como hombres razonables y urbanamente, para que habitasen en casas y pueblos poblados, supiesen labrar la tierra, cultivar las plantas y mieses, criar los ganados y gozar de ellos y de los frutos de la tierra, como hombres racionales y como no bestias”. (p. 16).

Esto es mitología andina, donde están los conceptos piedad, orden justo, trabajo de la tierra, vivir con calidad de vida, es decir, es una mitología humana, a diferencia de otras mitologías no humanas, es importante releer Comentarios Reales de los Incas. Sigue el cronista: “Por último, les dijo: Cuando hayáis reducido a esas gentes a nuestro servicio, los mantendréis en razón y justicia, con piedad, clemencia y mansedumbre, haciendo en todo oficio de piadoso padre para con sus hijos tiernos y amados, a imitación y semejanza mía, que a todo el mundo hago bien, que les doy mi luz y claridad para que vean y hagan sus haciendas, y les caliente cuando tienen frío, y crío sus pastos y sementeras; hago fructificar sus árboles y multiplico sus ganados: lluevo y sereno a su tiempo, y tengo cuidado de dar una vuelta cada día al mundo para ver las necesidades que hay en la tierra, para proveer y socorrer, como sustentador y bienhechor de la gentes; quiero que vosotros imitéis este ejemplo como hijos míos enviados a la tierra sólo para la doctrina y beneficio de esos hombres que viven como bestias. Y desde luego os constituyo y nombro como reyes y señores como todas las gentes que así adoctrinaréis con vuestra razones, obras y gobierno”. (p. 17).

Hermoso relato de la cosmovisión andina, por cuanto, nuestros ancestros, tuvieron la misión de gobernar en beneficio de las gentes; no como sucede con los actuales gobernantes, priman sus intereses particulares, en desmedro de los intereses comunitarios. Refiriéndose a Manco Cápac y Mama Ocllo, escribe: “Entonces dijo nuestro Inca a su hermana mujer: En este valle manda nuestro padre el Sol que paremos y hagamos nuestro asiento y morada para cumplir su voluntad. Por tanto, reina y hermana, conviene que, cada uno por su parte, convoquemos y atraigamos a esta gente, para adoctrinarlos y hacer el bien que nuestro padre el Sol nos manda”. (p. 18).

“El príncipe fue al septentrión y la princesa al mediodía; a todos los hombres y mujeres que hallaban por aquellos breñales les hablaban y decían como, su padre el Sol, les había enviado del cielo para que fuesen maestros y bienhechores de los moradores de toda aquella tierra, sacándoles de la vida ferina que tenían, y mostrándoles a vivir como hombres; y que en cumplimiento de lo que el Sol, su padre, les había mandado, iban a convocar y sacar los aquellos montes y malezas, y reducirlos a moral en pueblos poblados, y a darles de comer manjares de hombres y no de bestias”. (p. 18). Este es un pasaje mítico trascendental, con alegría y convicción nos lleva a concluir: el Tawantinsuyu, fue obra del hombre y la mujer, de la equidad de género, a diferencia de la conquista, fue procazmente, machista, plagada de injusticias. He aquí la grandeza de la mitología y cultura Inca, retomémosla para la gestión pública.

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