Por: Carlos Meneses

La revocatoria es una oportunidad para el buen pensar de quienes son gobernadores y alcaldes.

Son varios los gobernadores en funciones, alcaldes provinciales y distritales que están amenazados de ser revocados en sus cargos mediante el procedimiento de una consulta a ciudadanía descontenta. Concretamente 2 casos son particularmente importantes.

El uno, en Lima, con el titular de la alcaldía y el otro es César Acuña en La Libertad, donde grupos de personas han comprado la documentación necesaria para plantear su revocatoria. También está Arequipa, pero el ciudadano promotor no tiene significación en medios locales así que es poco probable que esa revocatoria avance.

Se requiere un número de firmas que debe reunirse entre el electorado de la jurisdicción y eso no es fácil en las grandes ciudades porque supone organización y gastos y también facilita la defensa de las autoridades cuestionadas, excepto en el caso de Lima, donde Rafael López-Aliaga tiene un porcentaje de desaprobación del 66%, según la última encuesta de Ipsos.

En los pueblos pequeños esto es posible porque a través del hablar de los vecinos se puede conseguir un número de votos necesarios y suficientes para aprobar el retiro de una autoridad y su remplazo por una nueva que cumpla la satisfacción de obras incompletas.

En todo caso la revocatoria puede, por lo menos, preocupar a los alcaldes y gobernadores cuestionados para que pongan el empeño posible antes de que se cumpla el mandato legal que han recibido de sus pueblos.