PERÚ COMPETITIVIDAD: Fuga de talentos y productividad
Por: Pedro Herrera, economista principal del Consejo Privado de Competitividad.
Entre 1990 y 2022, más de 3 millones de peruanos salieron del país y no han retornado, y, entre enero y junio de 2023, 415 mil se sumaron a la lista. Una parte significativa de los que emigraron son jóvenes. Entre 1990 y 2022, el 52% de estos tenían entre 15 y 39 años de edad, y la tendencia es al alza. Según una encuesta realizada por el Instituto de Estudios Peruanos en agosto 2023, 6 de cada 10 jóvenes buscaba emigrar. Esto representa un aumento de 36% a 47% respecto al 2022.
La tendencia creciente de jóvenes peruanos que salen del país a estudiar y no retornan debe ser tema de debate en el país. Esto debido a que la pérdida de población joven limita las opciones de acumulación de capital humano y la contribución a la fuerza laboral especializada, reduciendo así las ganancias futuras de productividad del país.
Según datos del Open Doors Report on International Educational Exchange, en el año académico 2022/2023, el número de peruanos que estudiaron una carrera universitaria en Estados Unidos se incrementó en 19% en comparación con el año académico anterior, lo que representa un aumento importante al contrastarlo con el 2018/2019 cuando la tasa fue de 5%. Este patrón se evidencia también en Europa, donde el número de estudiantes peruanos ha aumentado significativamente, principalmente en países como España, Italia y Holanda.
Lamentablemente, la mayor parte de esta masa estudiantil peruana es probable que no retorne. Esto debido a que los jóvenes estudian en países más desarrollados que el Perú, donde hay salarios más competitivos, menor violencia y mejor provisión de bienes públicos. Así, una vez que los jóvenes culminan sus estudios optan por quedarse en los países donde estudiaron, para desarrollarse profesionalmente y acceder a una mejor calidad de vida.
Resulta, por tanto, esencial abordar los factores que explican la intensificación de este fenómeno en los últimos años, para crear conciencia sobre su relevancia, y para implementar políticas de solución sostenibles.
El primer factor se relaciona con el deterioro institucional y la crisis política en el cual se encuentra sumido el país desde varios años. Ciertamente, una institucionalidad más frágil y débil juega en contra de la inversión privada y la creación de empleo formal. El segundo tiene que ver con la inseguridad ciudadana. De acuerdo a la Policía Nacional del Perú, en el 2023, los casos de extorsión aumentaron en 50% respecto al año anterior. El temor a la mayor violencia estaría movilizando a las personas a emigrar a otros países. El tercer factor corresponde a la situación económica. El Perú no ha podido recuperar los niveles de crecimiento económico pre pandemia, hecho que ha ocasionado que la pobreza monetaria aumente en 8.8 puntos porcentuales entre el 2019 y 2023.
Se requiere trabajar en reformas para mejorar la situación económica, social, política del país. Esto es clave, entre otros, para lograr que el país sea considerado como una plaza atractiva de retorno de los jóvenes. De no hacerlo, seguiremos perdiendo talentos, acumulado menos capital humano, y con ello reduciendo progresivamente nuestros niveles de productividad.