“Caima”, Manuel Gallegos Sanz, Universidad Católica Santa María, 2024.
Por Willard Díaz
LIBROS
Es un mérito de la Universidad Católica de Santa María y su rector Manuel Briceño ser los mejores dispuestos a las ediciones arequipeñas de los más importantes libros de la cultura local. En este caso, una edición facsimilar del primer poemario de Manuel Gallegos Sanz dedicado a su villa de Cayma, que el autor dio a la prensa en 1933.
Manuel Gallegos Sanz es uno de los prohombres de la arequipeñidad de comienzos del siglo XX. Periodista, maestro, poeta y narrador, vecino de Señor de la Caña e identificado con el paisaje de Cayma, escribió “Satírico” en 1934, “Mundo del agro” en 1965, “Cantares de cholos” en 1968, “Guitarra melgariana” en 1969, y es el autor del Himno de Cayma. Vivió hasta sus 96 años. Testigo del siglo, narrador de múltiples y ricas anécdotas, caballeroso y rebelde, representa toda una época memorable del desarrollo intelectual de nuestra ciudad.
“Caima” (así con “I” latina, a lo largo de todo el poemario) está dividido en tres partes, una dedicada Cayma; la segunda, a los hombres del lugar, titulada “Dolor – Antena”; la última “Amor – Latido”, para mujeres. Las tres se complementan.
Cuánto ha cambiado el paisaje de Cayma desde entonces, casi un siglo, se puede advertir en la desaparición casi total de aquella campiña a la que cantaba el autor, el cambio del modelo étnico con el arribo de las poblaciones altoandinas a la zona, el perfil moral y de costumbres de los nuevos caymeños.
Los versos de don Manuel son de estirpe romántica, pero no necesariamente amorosa, sino tributaria del humanismo de los mejores poetas de la identidad y del culto de la libertad y del pundonor, de la rebeldía ante todos los poderes opresores. Así tenemos descripciones del terruño que obedecen a la exaltación de la geografía y de la naturaleza que introdujo la poesía romántica alemana en la literatura española y que esta exportó a sus colonias, junto al perfil heroico de los pobladores viriles al que se pliega el amoroso cuidado de sus mujeres. Mostajo llamó a su autor “Poeta campesino”.
El libro rescata la edición original, un acierto, y le añade en estudio preliminar a cargo de dos descendientes de Manuel Gallegos: Ricardo Gallegos Sanz y Diony Gallegos Sanz; estudio cuya lectura, iluminada por un conocimiento académico muy moderno, con aportes de la Teoría poscolonial y la Teoría Crítica del Discurso, llega a la siguiente conclusión: “Gallegos fue un hombre que tenía una fe enorme y un optimismo en la voluntad del quehacer; su contribución y su creencia en la naturaleza humana siguen vigentes hoy, precisamente porque hoy vivimos un período de restauración conservadora, colonialista y de resurgimientos de tendencias etnocéntricas, racistas, fascistas y xenófobas. En este contexto adverso y sombrío, su palabra y su arte representan un estímulo innegable para seguir pensando en las posibilidades de la utopía y la concepción de caminos emancipatorios para los pueblos de nuestra América”.
Gracias a la Pontifícia Universidad Católica, al profesor Collazos, y a todos los que hacen posible rescatar y dar continuidad al legado de nuestros grandes valores culturales de Arequipa y el Perú, saludos desde Brasil