SOMOS LO QUE INTERIORIZAMOS (2° PARTE)

HOY CONOCI EN EL MUNDO GENTE MARAVILLOSA

Con el paso del tiempo, con las respuestas de estrés y agresión perseveradas en nuestro ser, vemos inexorablemente debutar enfermedades prevenibles como la gastritis, la hipertensión arterial, la diabetes, las enfermedades auto immunes y el cáncer.

Por Juan Manuel Zevallos Rodríguez.

¡Qué tristeza más grande!, deseamos tener buena salud por muchos años y llegar a vivir una existencia con calidad de vida hasta que llegue el final de nuestros días y de modo irresponsable, mediante nuestros actos de violencia, vamos sembrando las semillas necesarias para que nuestro cuerpo físico se vaya destruyendo más rápido, para que nuestro cuerpo físico se limite en sus actividades y en el desarrollo óptimo de sus funciones.

Claro está que nuestro cerebro también se ve afectado, nuestras emociones y el modo en que se procesan nuestros pensamientos.

Los actos de violencia nos vuelven impulsivos, iracundos, irritables e inconformes. Vivimos en sobresalto, desarrollamos ideas de paranoia, no toleramos las frustraciones y perdemos oportunidades de desarrollo personal tan solo por no saber esperar.

Los actos de violencia reprimida a su vez también generan ansiedad, depresión, cansancio, fatiga, problemas de sueño y de apetito. La gente que reacciona de este modo se vuelve insatisfecha, desarrolla un vacío existencial, es gente que llega a no quererse y a buscar desesperadamente la aceptación de los demás mediante actos serviles y de humillación personal. Son seres que se destruyen poco a poco, que ven apagar su luz con actos de autoagresión, que mendigan afecto y que como la cenicienta de los cuentos de hadas permiten y toleran todo.

Reaccionar ante la agresión o reprimirse ante la agresión, daña el cuerpo físico de un modo constante y fatal, genera un caos en nuestro mundo emocional y racional que a la vez es el mejor caldo de cultivo para el desarrollo de nuevas enfermedades psicosomáticas y, finalmente destruye nuestras esperanzas y la fe en un futuro mejor.

Creer en el proyecto de vida, respetarnos y comprendernos nos va a llevar siempre y cuando perseveremos en dichos actos a tomar la decisión correcta: no darle importancia a los actos de violencia. Debemos pensar en lo maravilloso que es nuestro caminar por la vida y el espectáculo de luz, color y sonido que lo acompaña para echarlo a perder dándole importancia a las provocaciones y/o a las palabras llenas de confusión de las personas que viven extraviadas en nuestro entorno.

Recuerda: no es importante ni la alabanza ni la ofensa, lo importante es tu juicio personal. Aquel juicio que has trabajado con dedicación y que guía tus pasos hasta hacer realidad tus sueños y para dar. Eso es lo importante, lo demás, son luces que aparecen en el camino y que nos distraen de nuestro objetivo final.

Recuerda: lo importante nunca debe ser reemplazado por lo que no es importante. El amor personal, tu respeto y comprensión, el camino del autoconocimiento y el deseo de dar, son lo más importante, lo demás es superfluo, es intrascendente, son tentaciones para fracasar, ¡cuídate!, no caigas en dichas redes.

Una vez un amigo me invitó a comer. Ingresamos al restaurante, se servía un buffet. Me serví poco, muchos los alimentos estaban mal preparados, así que me serví sólo lo mejor. Mi amigo compartió la decisión que tomé. Mientras nos servíamos esos sanos alimentos el me decía: “vivir es como comer, si elegimos buenos alimentos viviremos sanos, si elegimos malos alimentos nos enfermaremos y quizá moriremos pronto”. Yo completé su afirmación diciendo: “es verdad lo que dices pero recuerda, no sólo nos alimentos de comida física, también nos alimentamos de otra comida llamada palabras y sentimientos de aquellos que nos rodean; si ingerimos las palabras y los gestos de  agresión es como que nos sirviéramos y comiéramos alimentos mal preparados, lo cual nos llevará indefectiblemente a  que nos enfermemos; y si interiorizáramos las palabras de bien y los gestos de aprecio sincero de las personas que nos rodean, generaremos de seguro salud en nuestro cuerpo”.

Tan importante es una buena dieta de alimentos físicos como importante es tener una buena dieta de pensamientos y sentimientos. Si ingerimos agresiones tendremos indigestiones mentales, si ingerimos buenos deseos de seguro que tendremos paz en nuestro dormir y esperanza en nuestra vida venidera.

Un acto de amor trascendente es no permitir que los actos de agresión y violencia aniden y se queden a vivir en nuestro jardín personal. Es nuestra responsabilidad cuidarlo. El hacerlo nos generará un bienestar constante. Nosotros somos aquellos seres conscientes que elegimos finalmente nuestro futuro, lleno de paz, esperanza y compromiso o un futuro de llanto, pena y zozobra.

Somos constructores nobles de una vida de felicidad o somos albañiles negligentes de nuestra desdicha y de nuestra soledad.

La tarea no es complicada, se trata de vivir conscientemente, se trata de darnos cuenta lo que hacemos, lo que pensamos, lo que sentimos y como actuamos.

La vida no vale ser vivida de modo apresurado. Todo tiene un tiempo y un momento para ser ejecutado y para ser vivido.

Si vivimos a plenitud, cada una de nuestras funciones físicas y mentales se desarrollarán de la mejor manera y el milagro de la vida fluirá en cada uno de nuestros actos; nos sentiremos plenos con cada labor que llevemos a cabo y sentiremos satisfacción por el camino recorrido.

La vida no se basa en llegar primero a una utópica meta, se basa en disfrutar el recorrido de la existencia y en cultivar en los contornos del camino semillas de bienestar, bondad, tranquilidad y nostalgia.

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