Danna Felipe Benegas.

Es indudable que el COVID-19 ha cambiado completamente la realidad mundial. Para el transporte público en Arequipa significó la pérdida de la mayoría de los hoy tan necesarios “cobradores”. Aquellas personas que, aparte de sus funciones de recaudar pasajes y llamar gente, eran protectores indirectos de todos nosotros y por ende los necesitamos de vuelta. No tenerlos en las puertas de los buses genera inseguridad y desatención en los pasajeros más vulnerables.

Se ha vuelto recurrente la noticia de escolares siendo atropellados o cayendo de los vehículos públicos en movimiento. En muchos casos las pequeñas víctimas se vieron obligadas a acomodarse como pudieron entre la multitud viajante. Al ir colgados, son propensos a un sin fin de desgracias e incluso algunos terminaron luchando por su vida en una cama UCI.

Es evidente que el conductor no se da abasto por sí mismo. Entre manejar, que debería ser su única función, atraer personas y cobrar pasajes, pierde el control de lo que sucede dentro de su unidad. No se percatan de quiénes suben a su vehículo y con qué intenciones lo hacen. Delincuentes provistos con cuchillos o incluso un arma de fuego suben libremente para hacer sus fechorías.

Sin nadie en las puertas de los buses, el paso está asegurado para aquellas personas en estado de ebriedad o que han ingerido drogas. A veces los indicados molestan o peor aún tocan indebidamente a los pasajeros, mayormente escolares y jóvenes mujeres. En casos más indignantes los inescrupulosos realizan este tipo de actos planificadamente. Temerosas de la situación y sin saber a quién acudir, a las víctimas solo les queda llorar en silencio.

Actualmente muchas personas carecen de valores y ya no respetan las normas al viajar. El ceder el asiento reservado quedó atrás, cada quien hace lo que quiere. Las señoras con sus compras carecen de ayuda y los adultos mayores con movilidad limitada han perdido sus derechos. Muchas veces los choferes los abandonan en los paraderos, ya que ellos no se bajarán para asistirlas y difícilmente alguien más lo hará.

Sin duda, el retorno de los “cobradores” se hace más necesario que nunca para mejorar la seguridad y atención en el transporte público de Arequipa, una demanda de la población que no es difícil de materializar. En la municipalidad provincial ya se está gestionando el retorno de los mismos. La actual gestión de Víctor Hugo Rivera está obligada a solucionar esta problemática y brindar garantías para que todos los arequipeños puedan abordar un bus sin mayores preocupaciones.