El sismo grado 7

Por: Carlos Meneses

Siempre es conveniente que, en Lima, esté un jefe de gobierno para atender contingencias más graves que el temblor de Yauca.

Todo indica que las primeras informaciones proporcionadas alrededor del sismo de Caravelí fueron exageradas. Las magnitudes de los movimientos telúricos se miden en su intensidad por las consecuencias que provocan en infraestructuras y en daños personales.

Según explicaciones del IGP, cuando los movimientos de tierra se originan en el mar estos son menores en los daños que ocasionan en tierra y eso exactamente fue lo que aconteció en Yauca, pero a alguien del gobierno se le ocurrió sacar ventaja de lo que realmente sucedió.

El sismo ocurrió cuando la mandataria cumplía un viaje a China, frente a este escenario es necesario que se encargue o delegue potestad de tomar decisiones a un funcionario del Ejecutivo porque ha quedado claro que no se puede gobernar ni mucho menos conocer realidades por control remoto o de manera virtual. Eso funciona bien en el papel, pero no en la práctica.

Así que bien haría el Congreso en adoptar un nuevo acuerdo que permita que cuando la jefa de Estado tenga necesariamente que abandonar el país, haya una fórmula más eficaz para atender cualquier contingencia semejante a la recién pasada.

Se trata de que la responsable de la conducción de la Nación pueda actuar en forma inmediata para atender la emergencia y disponer medidas efectivas que, en este caso, no han sido necesarias por la profundidad del desequilibrio producido y de sus consecuencias.

De todo mal hay que derivar a acciones futuras y no contentarse con labores parciales y limitadas al quehacer y si el escenario lo requiere debe intervenir el gobierno regional o si las consecuencias son graves el gobierno nacional.      

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