REFLEXIONES

Cien años de lucha contra el racismo en el fútbol

Ricardo Montero

“Sería un acto indigno de nuestra parte sacrificar, por el deseo de ser parte de AMEA (liga de clubes de Río de Janeiro), a algunos de los que lucharon para que tuviéramos, entre otras victorias, el Campeonato de Fútbol de la Ciudad de Río de Janeiro”. Cien años atrás, el club Vasco de Gama de Brasil, fundado en 1898, rechazó así la exigencia de eliminar de su plantilla a doce de sus jugadores porque no eran de piel blanca, actitud conocida como la “Respuesta Histórica”. 

En 1924, los dirigentes vascainos fueron los primeros en desafiar las barreras raciales impuestas en el deporte. En aquel tiempo, el fútbol en Brasil estaba manchado por políticas discriminatorias que excluían a jugadores afrobrasileños y de clase trabajadora.

En la esperanza de ser integrados en un deporte dominado por descendientes europeos, los jugadores perjudicados por el separatismo buscaban métodos para emblanquecer su piel y alisar sus cabellos, y así ocultar su herencia africana.

Dos de los casos más emblemáticos son los de Carlos Alberto y de Arthur Frienderench. El primero fue contratado como una gran estrella en 1916 por Fluminense, uno de los equipos más aristocráticos de la época, y el segundo es el goleador histórico del fútbol brasileño, por encima del rey Pelé. Ambos camuflaban su negrura con un manto de “pó (polvo) de arroz”, un cosmético usado desde el siglo XVI en las cortes francesas, y disminuían sus notorios rulos con aceites naturales. En 1919 la selección brasileña ganó su primer campeonato sudamericano, actual Copa América, gracias a los goles de Friedenreich, hijo de un alemán y de una lavandera negra. En el torneo siguiente, Brasil participó como campeón, pero sin jugadores negros, porque así lo ordenó el presidente del país, Epitácio Pessoa.

Ante ese panorama de injusticia, trasciende como histórica la centenaria carta de Vasco da Gama: “El acto público que pueda empañarlos (a los 12 jóvenes futbolistas que se les impedía jugar) (…), jamás se practicará con la solidaridad de quienes dirigen la casa que los acogió, ni bajo la bandera que tan galantemente han cubierto de gloria”, sentenciaba el documento que el 7 de abril de 1924 firmó José Augusto Prestes, un blanco nacido en Portugal, republicano, antimonárquico e ingeniero graduado en Estados Unidos, entonces presidente del Vasco, club reconocido por defender la habilidad y el mérito deportivo sobre cualquier consideración racial o social, reafirmando su compromiso con la igualdad y la justicia.

Si bien el camino hacia la plena igualdad en el deporte es desafiante, la “Resposta Histórica” de Vasco da Gama se mantiene como un símbolo de resistencia contra el racismo en el fútbol. Este relato recuerda un momento crucial en el deporte, pero, sobre todo, subraya la importancia de la valentía y la determinación en la lucha por los derechos humanos y la igualdad en el deporte y en otros campos del quehacer humano.

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