LOS GRANDES QUE YO CONOCÍ

Por: Carlos Meneses

Cuarenta mil casas se hicieron después de los terremotos. Las edificaron el gobierno, la ayuda mutua y la Junta de Rehabilitación y Desarrollo de Arequipa.

ESPECIALES DE AREQUIPA

Estaba de alcalde José García Calderón cuando la tierra empezó a temblar el 15 de enero de 1958, había aceptado el encargo del presidente Manuel Prado, después de consultar con su padre la conveniencia de ocupar el puesto de burgomaestre. En 1957 fue designado y el 15 de enero del 58 se produjo el sismo, una vez ocurrido el movimiento telúrico, Prado vino a Arequipa acompañado de su segunda esposa para ver en qué situación se encontraba la ciudad, se calculó entonces que los requerimientos de viviendas en Arequipa bordeaban las 40 mil.

En tal tiempo en la ciudad había numerosas casas de vecindad, la mayoría de ellas muy antiguas, de muchos cuartos con techos de calamina con un solo caño y con servicios higiénicos restringidos. Se trataba de propiedades de ricos que se habían vuelto pobres y que alquilaban para uso de vivienda cuartos en los que entraban como pudieran los miembros de una familia.

La tarea de reconstruir fue asumida por la Junta de Rehabilitación y Desarrollo de Arequipa que presidió Juan Bustamante de la Fuente y después de él, Humberto Núñez Borja, Francisco Valencia Paz y Fernando Chaves Belaúnde. También figuraron en el afán el ciudadano alemán, Ulrich Neisser Riess, como presidente de la Mutual Arequipa que dedicó sus inversiones a la clase media y popular. En la urbanización San Jerónimo existe un monumento para quien, también, sería el primer elegido, en 50 años, para ser alcalde por voto popular.

El padre Carlos Pozzo participó de los grupos de ayuda mutua para hacer casas iguales y ahorrar comprando al por mayor: puertas, ventanas, sanitarios y todo material que significara rebaja en costos. Un programa similar se realizó con la Junta de Rehabilitación que también hizo préstamos para que las casonas del centro pudieran ser reconstruidas. Tambos existentes en jirones centrales, como los del puente Bolognesi, fueron acondicionados y modernizados, así como embellecidos.

De otro lado, el Banco Interamericano de Desarrollo financió la Corporación de Saneamiento de Arequipa, conformada por la Municipalidad Provincial, institución que proveía de agua y desagüe a todo el centro ampliando la cobertura a distritos, eliminando las acequias públicas.

Fernando Chaves Belaúnde.

Se calcula que en tal tiempo se construyeron las 40 mil casas que habían caído y otras que no existían, los inmuebles fueron destinados para empleados de comercio e industria, se levantaron viviendas en Ferroviarios, Alto Selva Alegre, Gráficos, San José de Tiabaya, Manuel Prado, 15 de enero y Ciudad Mi Trabajo.

El gobierno financió la unidad vecinal que remplazó al Asilo Lira como albergue de ancianos, los adultos mayores fueron trasladados a un nuevo local en Carmen Alto, donde también se levantó el edificio del colegio de San Francisco de Asís que funcionaba en la calle Jerusalén.

Uno de los grandes problemas que la ciudad confrontó era la falta de cemento por lo que la junta compró en Japón un barco que lo llenó de bolsas de cemento para traerlas a Arequipa y que no se detuviera la construcción de casas. El cargamento fue embargado por la familia Prado, propietaria de la única fábrica de su tipo en el Perú.

Los arequipeños rescataron el cemento y abandonaron el barco. En ese momento comenzaron a pensar en tener su propia fábrica que finalmente se concretó en la gestión de Chaves Belaúnde. Así como la carretera a Yura como hicieron también la Variante de Uchumayo.

Las autoridades puestas de acuerdo convinieron en que otro problema grave por resolver era la comida y nacieron los comedores populares que administraba el municipio. CIRCA estableció una cocina gigante para repartir entre 15 y 25 mil raciones diarias de almuerzos. Se hizo una ciudad para ciegos con casas que fueron construidas especialmente para invidentes.

La autoconstrucción comenzó a desarrollarse en los distritos especialmente en Tiabaya donde el catedrático Fernando Belaúnde Terry y sus alumnos vinieron a Arequipa para trazar el plano de la nueva Tiabaya que incluyó templo y casas, nunca se había construido tan rápidamente tantas viviendas y para tan variados grupos de gente.

En el centro, la Mutual Arequipa construyó un edificio de 7 pisos para albergar en departamentos a los necesitados de casa propia y nacieron las galerías Mercaderes, un proyecto de arquitectos arequipeños, que hasta ahora es útil como centro comercial, ubicado en la segunda cuadra de Mercaderes y la primera de Santo Domingo.

La morosidad en los créditos fue baja y el dinero recuperado era reinvertido en levantar más casas, la Junta Nacional de la Vivienda construyó, al igual que en Lima, barrios íntegros con viviendas populares de 4 y 5 pisos. Las casas llegaron a lugares donde no las había antes de los terremotos. Se calcula que en ese tiempo se hicieron más de 39 mil con requerimientos técnicos contra sismos.

Una de ellas es la casa en que nació Mario Vargas Llosa y que ahora es museo en la vía que lleva el nombre del escritor y que antes se llamó Av. Parra y en la que se vendía agua Socosani al por mayor y menor.

Local de la Mutual Arequipa en el centro de la ciudad.

El propio Vargas Llosa me aseguró que la vivienda había sido construida por la familia Vinelli como antisísmica, era la respuesta al desafío de hacer una ciudad que no volviera a sufrir las penurias de los 2 terremotos que, con una diferencia de 2 años, azotaron Arequipa.   

En Arequipa se hizo un convenio por el cual el Estado paga a los profesores de CIRCA y los padres de familia construyen los locales.

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