POR QUÉ NO VIVIR EN EL PASADO (2° PARTE)

Por Dr. Juan Manuel Zevallos Rodríguez.

El pasado es un tiempo inexistente, el pasado es una evocación, un recuerdo, una creación de nuestra mente que puede gobernar nuestras vidas y a la vez puede limitamos en nuestro desempeño presente, puede enfermarnos de frustración y puede socavar nuestras mayores defensas emocionales.

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¿Vivir del pasado puede hacernos enfermar?, claro que sí. Aquel que vive del pasado vive distraído de lo que hace a diario, tiene su concentración en otro tiempo y los accidentes de todo tipo son más frecuentes en personas que desarrollan este tipo de vida. Nos lleva a enfermarnos también de melancolía, de depresión, de llanto y sentimientos negativos. Físicamente, las migrañas, las lumbalgias y las molestias gastrointestinales son una manifestación clara de la queja de una mente asociada a un cuerpo que dicen ¡quiere vivir ese tiempo que ya paso, no quiero vivir esta frustración, esta tristeza, este llanto y está soledad!

Amémonos y evitemos un nuevo padecimiento. ¿Acaso no nos basta con los problemas y los obstáculos que debemos de superar a diario para sumarle a ello una distracción como es la añoranza del pasado?

Respetemos nuestro proyecto de vida concentrándonos en cada acto que hacemos a diario, en cada encuentro personal y en cada acción llena de gratitud hacia aquel Dios que nos ha regalado no solo el pasado, sino que también nos da la oportunidad de sentir este tiempo que segundos después pasarán a constituir las páginas crecientes de nuestras experiencias ya vividas.

Vivir en el presente es un milagro escrito en nuestra mente con letras doradas, cada nuevo momento es una experiencia de aprendizaje y de gozo en cada acto que llevamos a cabo siempre y cuando que tengamos la conciencia de lo que hacemos.

Vivir el presente alimenta el alma como el agua alimenta a las flores del campo. Recuerda, las evocaciones de lluvia del pasado año no alimentan a una flor en el presente y las evocaciones de las alegrías pasadas no brinda alegría rejuvenecida en el presente.

Las nostalgias son buenas para curar heridas emocionales, pero si no se solucionan en poco tiempo, en vez de curar lastimarán más.

El pasado es bueno en el lugar donde está. Pero recuerda, el presente está en un mejor lugar.

El presente es el móvil, es el vehículo mediante el cual lograremos hacer realidad nuestros más caros anhelos. Sólo dándole valor al presente haremos realidad nuestros sueños. Cada acto, cada palabra y pensamiento formulado construyen de modo constante nuestra vida. El presente es fugaz, pero es la base a través de la cual llenamos nuestro universo pasado.

El presente nos da a la vez la oportunidad de construir el futuro.

Interiorizar el concepto de gozo presente nos evitará un sin fin de enfermedades con el paso de los años. Pero vamos lento que tengo prisa, dice el refrán popular. Vamos lento, sintiendo cada acto que llevamos a cabo, degustando las relaciones sociales y amando nuestra existencia.

En verdad todos tenemos prisa por alcanzar logros y metas, pero recuerda, al igual que vivir en el pasado enferma hacerlo en el futuro también daña. Añorar sin construir en el presente genera falsas expectativas y días posteriores de desrealización. Ir de prisa y querer vivir lo que no hemos aportado para que sea una realidad nos enferma del corazón, eleva nuestra presión arterial, genera diabetes y desencadena padecimientos reumatológicos. Vivir una realidad que no es en el momento enferma y destruye.

Solo hay un tiempo para ser feliz y no fue ayer, no será mañana, sólo puede ser hoy y está en tu mente y en tu cuerpo físico hacerlo realidad.

Eres un triunfador, siempre lo has sido, has enfrentado con valor cada desafío que te ha ofrecido la vida y lo has logrado superarlo. Recuerda, naciste sin poder hablar, caminar o escribir. Ahora sabes un millón de cosas más de aquellas que conocías en tu lejana infancia y aun tu proceso de aprendizaje esta indemne. Tu mente es una alforja donde el agua del saber sigue ingresando. Tu alma se alimenta de conocimientos y de promesas de bien. Al recorrer el camino de la vida te has equivocado muchas veces, has tropezado y has caído en medio del sendero, tus rodillas se han llenado de polvo y sangre, pero recuerda, nada de eso ha sido importante, más de una vez has levantado la mirada y has contemplado el hermoso horizonte que se hallaba delante de ti, ahí has centrado tus esperanzas, te has levantado, has limpiado el polvo y la sangre de tus heridas y has vuelto a caminar. A veces el dolor de la caída reciente ha enlentecido tu paso, pero has continuado caminando, poco a poco el dolor ha cedido y la alegría del nuevo logro te ha alegrado.

Eres un triunfador, has superado mil y un batallas y estás aquí, sonriente. Mira, hay nuevos desafíos por delante, también nuevas alegrías. Recuerda, el dolor es la sombra de la felicidad, si algo te duele mucho ¡alégrate!, de seguro estás cerca de lograr tu meta, el esfuerzo desarrollado dará sus frutos: tu felicidad.

Debemos de recordar que nuestro jardín mental se alimenta de nuestras creaciones mentales. Si elaboramos pensamientos negativos o de destrucción es como incendiar el jardín donde viven nuestros más caros sueños y que elaborar pensamientos positivos y de desarrollo personal ayuda a apagar el incendio que se ha dado y para mantener las flores y árboles que habitan nuestro jardín mental.

Pero también recuerda, que cada incendio mental hace daño pero que podemos apagar ese incendio y recuperar la paz que un día tuvimos, antes del incendio y más, recuerda que las cenizas de las plantas que han sido lastimadas sirven de abono para el desarrollo y crecimiento de nuevos sueños y de adorables árboles. A eso se llama proceso de aprendizaje, a eso llama aprender de las heridas del pasado.

Aquel que aprende de sus errores, aprende el doble de aquel que no erró. Aquel que aprende del pasado y supera sus limitaciones crece el doble que aquel que no tiene nada nuevo que aprender.

Nuestra mente gobierna lo que debe de ser nuestro mundo físico de manera original. Y es que todo aquello que deseamos pensar y que se vuelve poco a poco en base a nuestros sentimientos y emociones en creencias, son aquellas que se plasmará día a día en nuestra vida. Ese es el proceso de creación de nuestra realidad en un inicio.

Somos los artífices de nuestra verdad, de aquello que miran nuestros ojos antes de ser trabajado por nuestras manos y por los otros seres que habitan el mundo.

Estamos, sin temor a equivocarme, en este mundo, para definir nuestra vida como el milagro más grande del mundo.

Nosotros somos creadores del mundo, de nuestro mundo, de nuestras oportunidades de desarrollo y de nuestras primeras limitaciones. Si creo que puedo hacer algo de seguro tendré razón; si creo que no puedo hacer algo, muy probablemente debo estar equivocado.

El tener razón y el estar equivocado, son la primera bifurcación en el camino. Uno lleva a la felicidad, otro a la infelicidad. Cada uno de nosotros tiene la oportunidad maravillosa de elegir el camino a seguir. Te invito de corazón que tu elección sea el camino de las mil oportunidades y más.

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