Arequipa celebra su 484 Aniversario con un legado religioso y cultural

Por: María Fernanda Urday.

Arequipa cumple el 15 de agosto, 484 años de fundación. La segunda ciudad más grande del Perú, no solo destaca por su impresionante arquitectura y su entorno natural, sino también por su patrimonio religioso, reflejada en sus numerosas iglesias históricas. Estas estructuras no solo sirven como centros de culto, sino también como guardianes de la historia y el arte que testifican nuestra región.

CONGREGACIONES APORTARON A LA HISTORIA DE LA CIUDAD

La Plaza de Armas rodeada de las singulares iglesias como la Compañía de Jesús, de San Francisco, el Convento de Santo Domingo, entre otras y las mismas que fueron construidas a base de sillar, piedra de los distritos más alejados de la ciudad. Para monseñor Javier del Río Alba, las congregaciones han contribuido en la evolución social, ya que la región sur, fue el punto de encuentro a nivel regional, tanto para Puno como Cusco.

‘’Arequipa era un lugar de convergencia para las personas que venían del alto Perú. La población se encontraba en la ciudad por su clima, posibilidad de conexión con la capital. A ello se sumó la llegada de los misioneros, quienes dieron más valor a la ciudad’’, mencionó el arzobispo.

Del Río Alba también resalta que inicialmente las iglesias de nuestra ciudad dependían del arzobispado de la ciudad imperial del Cusco, para años después ser creada como diócesis, es decir, nuestro territorio ya estaba bajo la jurisdicción de un obispo.

No solo congregaciones de años se mantienen en el corazón de la ciudad, sino personajes ilustres que hoy en día los recordamos. Uno de ellos son los misioneros, miembros de las diferentes congregaciones como franciscanos, dominicos, jesuitas, mercedarios, quienes llegaron a nuestra ciudad para predicar la fe a la población y defender los derechos. 

Con la llegada de las nuevas religiones, Javier del Río Alba indica que la Iglesia católica es consciente de que actualmente se vive una libertad de conciencia y religiosa. «Se acepta la posibilidad de que las personas elijan seguir las creencias que consideren verdaderas», afirma.

Monseñor Javier del Río Alba, resalta la fortaleza de la raíz católica en la Ciudad Blanca y pide se reflexione sobre el bien común. «Lo crucial es alinear el bienestar personal con el bienestar de los demás», enfatizó.

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