Tras la decisión del presidente Nicolás Maduro, de cancelar los vuelos a Panamá, República Dominicana y Perú, miles de venezolanos, incluso los que regresaron solo para votar, buscan salir de este país; sin embargo, las alternativas se reducen.

La orden del presidente se dio tras la ruptura de las relaciones diplomáticas con los países en mención, porque sus gobiernos cuestionaron al mandatario al autoproclamarse ganador de las elecciones presidenciales el último 28 de julio en Venezuela.

Plataformas virtulaes informan que al menos el 50 % de los 187 vuelos internacionales semanales a Venezuela se cancelaron a raíz de la noticia.

Hace dos días, Latam Airlines agotó las opciones para trasladar a todos los pasajeros que pudo en vuelos a Bogotá, pues Colombia todavía no ha roto relaciones; aunque el presidente de este país, Gustavo Petro, comenzó a cuestionar la victoria electoral de Maduro.

Según Dora Ríos, presidenta de la Asociación Venezolana de Mayoristas y Empresas de Representación, la decisión de Maduro afectará a un promedio de 10 000 pasajeros por semana pues, los países con los que se rompieron las relaciones diplomáticas conectan a los venezolanos con el resto del mundo, explicó a Bloomberg.

Ahora los venezolanos solo pueden hacer vuelos regionales de forma interdiaria a Bogotá, México y algunas islas del Caribe, como Curazao o Trinidad y Tobago. España y Turquía son los destinos más lejanos.

El Perú tiene un serio problema de retraso en inversión en infraestructura de uso público. Es decir, tiene problema de red vial incompleta, de falta de puentes, de aeropuertos obsoletos, de puertos ineficientes, etc. Hace más de una década se sabe esto, se ha medido, pero no se ha solucionado. Se pensó que se podría reclutar a las empresas privadas para que ayuden a acelerar el cierre de esta brecha, a través de las obras por impuestos. Y podría haber sido una salida genial, si no hubiera sido que está atado a la incompetencia del sector público también.