Por: Carlos Meneses

De todo se discute en el Perú, ahora se debate sobre la pensión de Fujimori y de otros expresidentes.

Todo indica que cualquiera que sea el resultado de una petición de Alberto Fujimori para disfrutar del beneficio de pensión vitalicia, que en algún momento se otorgó a los expresidentes de la República para que disfruten de S/ 15 mil y algunos adicionales como gasolina, chofer y protección personal en el resto de su vida, seguirá siendo un asunto que divida a los peruanos y podría terminar en que cese su entrega.

Por de pronto ha surgido una diferencia de opinión entre los entendidos con respecto a si le corresponde percibir tal pensión a Fujimori y la actual junta directiva del Congreso está sometiendo a discusión de especialistas, si le corresponde o no dicho derecho.

De hecho, Fuerza Popular, en un lado, y APP, en el otro, están en posiciones encontradas y a nivel de los bien enterados el debate sigue. Cualquiera que sea la solución final habrá muchos descontentos con lo que se resuelva.

El tema es estricta y puramente legal, pero la intervención política ha sido evidente y contraviene lo que dice la legislación que el propio Fujimori dio cuando era presidente. Lo mejor que puede ocurrir es que se olviden de mantener algo que difícilmente sería aceptado, pero que amplía el tema de discusión y provocará sin duda conflictos en la mayoría del Congreso.

Ahora resulta que quieren tener derecho a dicha pensión hasta Manuel Merino, que solo 8 días fue presidente, y están en juego los nombres de Sagasti, Toledo y otros que fueron gobernantes por corto tiempo. No está lejano el día en que también reclame pensión la actual mandataria Dina Boluarte.

Al final de cuentas el dinero saldrá de la caja fiscal, que en el fondo es la materia principal del disgusto colectivo.