Por Germán Yuca Ch.

A pocos días del 15 de agosto, las calles del Centro Histórico de Arequipa no están listas para recibir el 484° aniversario de fundación española de la ciudad. Además del habitual caos vehicular, se suma la creciente informalidad y el desorden urbano . Aunque la regulación es responsabilidad de las autoridades municipales, estas han sido superadas por la situación, rindiéndose ante el desorden que predomina en Arequipa.

CADA VEZ LLEGAN MÁS TURISTAS

El tráfico en el puente Grau y la calle San Camilo se ha vuelto un problema cotidiano para los residentes, quienes diariamente se ven atrapados en interminables atascos que, lejos de mejorar, empeoran especialmente durante la noche. A pesar de que esta problemática no es nueva, la Gerencia de Transporte Urbano y Circulación Vial de la comuna provincial no encuentra una solución efectiva. Esto se refleja en el incremento del caos vehicular en las principales calles de la ciudad durante los últimos 20 meses.

Aunque en el Centro Histórico los vehículos sólo deberían estacionarse en las «zonas azules», muchos conductores, especialmente empleados de empresas públicas y privadas, optan por dejar sus autos en vías peatonalizadas. Como resultado, es común ver la calle San Francisco llena de vehículos, y lo mismo ocurre en calles de libre tránsito con acceso vehicular parcial, como la Zela y la Carlos Llosa, que son utilizadas como estacionamientos improvisados. Esta situación genera una congestión que afecta tanto a conductores como a peatones, quienes se ven obligados a circular por veredas estrechas que a menudo están obstruidas por ambulantes.

Otro problema que agrava la situación es la proliferación de vendedores ambulantes que han tomado las aceras y plazas del Centro Histórico. Estos comerciantes informales no solo contribuyen al caos urbano, sino que también generan grandes cantidades de basura en las vías céntricas. Esto es particularmente evidente en la calle Mercaderes y, con mayor intensidad, en las calles San Juan de Dios y Piérola, donde diariamente se recogen toneladas de basura y residuos sólidos.

La acumulación de basura es otro gran desafío para la ciudad. Montículos de desechos se pueden ver en las calles cercanas a los centros comerciales La Barraca y el mercado San Camilo, que se han convertido en puntos de depósito para algunos ciudadanos irresponsables. Lo mismo ocurre en la calle Mercaderes, que cada noche se ve en las esquinas y postes de bolsas de basura de color negro, cartones y envoltorios arrojados por los comercios del lugar. Esta situación requiere la intervención de personal de limpieza pública, que debe trabajar cuando los negocios cierran.

A pesar de que el Centro Histórico de Arequipa fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, parece que tanto las autoridades municipales como algunos ciudadanos no están comprometidos con la preservación del valor histórico de la ciudad. A pocos días del 484° aniversario de la fundación española de Arequipa, este descuido amenaza con opacar una celebración que debería ser motivo de orgullo y alegría para todos los arequipeños.