Fernando Chávez el hombre del desarrollo
Por Carlos Meneses Cornejo
El presidente Manuel Prado en 1958 tenía previsto un gran desarrollo para Arequipa.
ESPECIALES DE AREQUIPA: LOS AREQUIPEÑOS QUE YO CONOCÍ
Cuando la representación parlamentaria por Arequipa puso en manos del entonces presidente Manuel Prado Ugarteche el proyecto de ley creando la Junta de Rehabilitación y Desarrollo de Arequipa (JRDA), después del terremoto de 1958, insistió en que no solo se restaurara la ciudad destrozada, sino que uno de sus hijos más brillantes pusiera en marcha un programa potencial de crecimiento y empleo.
Lo primero fue atendido en los meses iniciales que siguieron a la tragedia, se enterraron muertos y se limpiaron los escombros de las calles hasta que llegó el momento de ocuparnos del desarrollo. El escogido resultó ser primo hermano de Fernando Belaúnde Terry, quien dividió el quehacer de lo social político- que puso en manos de Enrique Mendoza Núñez-, con el desarrollo que pasó a liderar quien era gerente de la Sociedad Eléctrica de Arequipa y que no cobraba por el trabajo que inició.
Había pasado por la Junta de Rehabilitación y Desarrollo de Arequipa (JRDA) el fundador y primer presidente Juan Bustamante de la Fuente y después estuvo Humberto Núñez Borja a quien sucedió su vicepresidente y líder aprista, Emilio Suárez Galdós. Ellos no pudieron conseguir todo el cemento que Arequipa requería para su reconstrucción y compraron en Japón el cemento que la compañía de los Prado no podía darnos en el Perú.
Aquellos que no querían competencia embargaron el embarque, pero los arequipeños se dieron maña para retirar del barco lo que era nuestro y sirvió para construir más de 80 mil casas de material noble.
Fernando Chávez Belaúnde inició su trabajo creando el Parque Industrial de Arequipa, el parque artesanal de Apima para la mediana y pequeña industria, hizo la carretera de Uchumayo, la vía a Yura e instaló la fábrica de cemento totalmente arequipeña, se ampliaron las instalaciones de agua y de desagüe, así como la iluminación de pueblos que no la tenían, carreteras fueron abiertas en todas las provincias. El entusiasmo se contagió a particulares que hicieron posible una deshidratadora de alimentos y llegó a los grupos de ayuda mutua y los préstamos para los que sufrieron daños en sus viviendas.
En una jugada maestra, Chávez Belaúnde, admirador del administrador de los ferrocarriles del sur, canjeó al presidente Belaúnde el viejo local del asilo, destrozado por el terremoto, por una unidad vecinal y con los recursos que el Estado le dio por el sitio construyó un nuevo asilo en Carmen Alto que fue hecho no solamente con calidad profesional sino también con bondades manifiestas y que cuando llegó un nuevo terremoto, el del 2001, solo tenía un vidrio roto.
Chávez Belaúnde amó al asilo y bien merece tener el retrato que lo reconoce como benefactor de donde son cuidados ancianos entre mujeres y varones; fue generoso. En muchos casos puso su firma como avalista para que quienes estaban en apuros pudieran tener la oportunidad de superar la contingencia.
Yo soy un ejemplo de eso, porque cuando, por problemas económicos familiares, se determinó el intento de rematar la casa en que nací, con su garantía pude salvar la construcción que inició mi padre y que terminé de pagar en más o menos corto plazo.
La Junta de Rehabilitación y Desarrollo de Arequipa (JRDA) alcanzó a tener 5 presidentes, cada uno en el tiempo en que ejerció el cargo fue un modelo de honestidad, de preocupación.
Cuando Belaúnde Terry es derrocado en su primer gobierno por el golpe militar de Velasco Alvarado, la JRDA desapareció y con ella la posibilidad de que se siguiera la obra que Bustamante había iniciado luego del sismo del 58.
Arequipa sintió pena por lo acontecido, Chávez Belaúnde se dedicó a su profesión de ingeniero y constructor, luego se propuso trabajar por la recuperación de la democracia, lamentablemente el tiempo le ganó. Al restaurarse las libertades la Junta no renació había tenido la experiencia de un terremoto en el Cusco en 1950 y se crearon otras formas de descentralización y desconcentración de poder, pero de la JRDA no se olvidarán muchos que recibieron sus beneficios y que reconocieron en Fernando Chávez al hombre que hizo posible el desarrollo de la Macrorregión Sur, que construyó escuelas, colegios, que fortaleció con trabajos comunitarios y la fuerza de los pobres unidos hacer casas, edificios y restaurar los monumentos históricos y templos del centro de la ciudad.