Todos los hombres del presidente, 50 años después

Por: Ricardo Montero

REFLEXIONES

Demasiado temprano para telefonear. Woodward tomó el receptor de manera vacilante y acabó de despertarse. El redactor-jefe local del Washington Post estaba al otro lado de la línea. Cinco hombres habían sido detenidos esa madrugada cuando trataban de penetrar ilegalmente en el Cuartel General del Partido Demócrata; llevaban consigo un completo equipo fotográfico y una serie de instrumentos electrónicos. ¿Podía presentarse para hacerse cargo del asunto?”. Primer párrafo de Todos los hombres del presidente, obra que 50 años atrás, en 1974, publicaron Bob Woodward y Karl Bernstein, periodistas del Washington Post, luego de investigar durante dos años consecutivos el caso Watergate, que propició la renuncia de Richard Nixon a la presidencia de Estados Unidos el 9 de agosto del mismo año y el encarcelamiento de dirigentes de su partido.

Aparentemente, los cinco hombres habían intentado robar en la sede del Partido Demócrata, en el edificio Watergate (Washington), un delito común y menor. Pero la historia tomó otro rumbo cuando en enero de 1973 los investigados se declararon culpables de conspiración, robo y espionaje telefónico al Partido Demócrata y de actuar bajo las órdenes del Partido Republicano de Nixon.

Desde antes, sin embargo, Woodward y Bernstein tenían claro que no se trataba de un simple robo. El 10 de octubre de 1972 ya habían publicado en la portada del Washington Post la noticia que revolucionó el caso: “El FBI descubre que los asesores de Nixon sabotearon a los demócratas”, y detallaron: “Los agentes del FBI han establecido que el incidente de las escuchas telefónicas en Watergate fue el resultado de una campaña masiva de espionaje político y sabotaje llevada a cabo en nombre de la reelección del presidente Nixon y dirigida por funcionarios de la Casa Blanca y el Comité para la Reelección del Presidente”.

A partir de ahí continuaron las investigaciones que sintetizaron en el libro Todos los hombres del presidente, ganador del premio Pulitzer y definido por la revista Time como “la obra periodística más influyente de la historia”. Cincuenta años después de su primera edición es importante revalorar este libro porque se trata de un manual para el ejercicio ético y responsable del periodismo, remarcándonos que el objetivo central de esta profesión no es solo difundir información, sino también actuar como soporte de la democracia.

Bernstein y Woodward, con el respaldo del director del Washington Post, Ben Bradlee, desentrañaron la conspiración con una investigación que incluyó más de 100 entrevistas y un riguroso análisis de documentos, proceso que detallan en el libro que cinco décadas después continúa siendo un hito en la historia del periodismo, en una época en que hay más acceso a la información, aunque es más susceptible a manipulaciones y desinformación.

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