CAMINAR EN CONTRA DE LA VERDAD PERSONAL
Por Juan Manuel Zevallos Rodríguez. – Psiquiatra y Magister en Salud Mental del Niño Adolescente y Familia.
La justa verdad del tiempo en que vivimos es que hemos sido creados como seres merecedores de la mayor alegría. Tenemos capacidades que superar en mucho a las de los demás seres de la creación. Es verdad, también tenemos limitaciones y retos que superar, pero ¿acaso nuestro intelecto no nos coloca en un peldaño más adelante en ese proceso constante llamado evolución?.
HOY CONOCI EN EL MUNDO GENTE MARAVILLOSA
Tenemos la lógica y el insight para darnos cuenta y dar respuestas a las preguntas de siempre ¿quiénes somos?, ¿qué debemos hacer? y ¿cómo debemos de vivir? Tenemos la capacidad cerebral de crear el mundo una y otra vez, de despertar y ver de un modo distinto a cada ser de la creación. Tenemos la facultad de proyectarnos al futuro y en base a ella realizar en el presente los actos necesarios para lograr nuestros sueños.
A la vez somos seres inquisitivos con nosotros mismos. Buscamos desarrollarnos y para ello nos exigimos más y más. El sistema de inquisición personal funciona siempre y cuando no excedamos al nivel óptimo de funcionamiento corporal, funciona siempre y cuando respetemos nuestra integridad física y emocional, ya que de nada nos serviría correr con todas nuestras fuerzas los primeros mil metros de una carrera y llegar al agotamiento físico y estar primeros si la carrera en la cual competimos es una maratón de cuarenta y dos kilómetros y unos metros más.
La vida no se trata, inquisitivamente hablando, de llegar siempre primero pagando por el resultado obtenido cualquier tipo de precio, se trata de saber llegar a la obtención de la meta. Se trata de darnos el tiempo necesario para interiorizar no solo el resultado final sino también se trata de disfrutar el recorrido, de degustarlo y de darle valor.
Todo tiene un tiempo para su ejecución. Si voy a preparar una torta con harina, azúcar, huevos y otros, no puedo desear acabar mi labor en veinte minutos, quizá en ese tiempo haya podía ya preparar la masa y la haya colocado en el horno caliente, pero por más caliente que pueda estar el horno la masa no habrá cocido lo suficiente, quizá, si he exagerado en colocar la temperatura en su punto más alto se está quemando la parte externa de la masa y se mantenga cruda la parte central. De ese modo no se hacen las cosas. El tiempo prudente para que una masa de torta alcance en el horno su punto ideal es de una hora en promedio y para tener un buen resultado la temperatura debe estar a un nivel adecuado, ni más ni menos.
Si apresuramos la ejecución de nuestros actos podríamos quemarnos en el proceso o quizá podríamos haber ignorado muchos conceptos en su ejecución y mantenernos como la masa cruda sin alcanzar algún tipo de realización.
Vivir apurados nos genera angustia, sufrimiento, una fuerte carga emocional e intranquilidad constante. ¡Tenemos que hacer las cosas!, ¡me falta tiempo!, ¡ya no lo voy a lograr!, ¿quisiera que el día dure una hora más? En fin, elaboramos tantos pensamientos de ansiedad situacional y luego nos quejamos que nuestro corazón no funciona bien, que el colesterol se ha elevado, que estoy cansado, que me estoy olvidando las cosas y otras afecciones físicas derivadas del estrés crónico al cual condenamos nuestras vidas.
Vivir en un mundo de apuro debe sensibilizarnos a comprender que algo no está funcionando bien ya sea en nuestra vida personal o en el sistema que nos agobia. El estrés crónico y el deterioro consiguiente de las funciones corporales, de las más nobles como el pensamiento o la circulación sanguíneas, hasta las más estructurales como el funcionamiento óseo y muscular, debe ponernos en alerta y a la vez generar la marcha hacia un proyecto de reencuentro personal y de protección del bien más importante que tenemos, la vida.
Sufrir va en contra de mi verdad, lastimarme y agredirme trastoca los principios más altos del orden moral y de la creación. Nadie tiene el derecho de limitar o cegar una vida humana, ya sea la propia o la extraña, no hay excusas, no hay imponderables ni situaciones de fuerza mayor. Cada uno de nosotros es responsable por cuidar la propia existencia y porque las existencias de las personas de nuestro entorno se den de la mejor manera.
Ir en contra de nuestras verdades es realizar actos apresurados sin conciencia de las secuelas físicas y emocionales de las cuales vamos a ser sujetos. Nuestra verdad, aunque a veces en este mundo de contradicciones parezca aberrante y trasnochado el concepto es hacer siempre lo correcto, lo adecuado, lo que nuestra razón en comunión con nuestra escala de valores ordena.
No podemos ir en contra de nuestra naturaleza y dejar de ser auténticos. El mayor misterio de la vida es la autenticidad, es la individualidad del soy, es el valor las potenciales y las limitaciones que nos fueron entregadas al comienzo de este viaje y luego trastocarlas en maravillas, tanto de creación diaria de nuestra felicidad como de realización constante al darnos al mundo que nos rodea.
Debemos de dejar de desear por consiguiente ser otros y no ser uno. Creemos que los bienes y las fortalezas de los demás les da su alegría, por eso las añoramos, pero no seamos ciegos en nuestro juicio, es su esfuerzo diario, la valoración de sus aptitudes y la corrección de sus faltas lo que vuelve a ese ser que contemplo en mi entorno un triunfador para si mismo y muy probablemente para el mundo social.
No deseemos los bienes ajenos, recuerda, toda fortaleza viene con una carga, cada día viene con una noche, toda carga positiva necesita para existir una carga negativa. Todo el mundo funciona en base a complementos. Comprende, tu realización personal se basa en creer en ti, no en envidiar el logro de los demás. Podemos guiarnos por modelos, pueden servirnos sus actitudes y actos como pilares básicos para encadenar nuestros pensamientos a una cuenta de realización progresiva. Es valedero trabajar en base a modelos, pero a la par debemos trabajar en nuestro interior y en nuestra valoración personal. Debemos hacer girar nuestra mente hacia el sol y debemos asumir conceptos que tal hemos dejado de lado, ya sea por desidia o por flojera.
Debemos ir a nuestro universo personal y recolectar todo aquello que es necesario para el viaje de realización que vamos a iniciar. Recuerda, todo lo que sucede en el camino de tu viaje de superación es importante, todo contribuye a tu realización, nada está en el camino por demás, todo sirve, de un modo comprensible en el presente o de un modo por descubrir en los años venideros.
No debemos de olvidar que la piedra que un día desdeñaron los arquitectos puede convertirse en un momento dado en el pilar fundamental de una sociedad. Si esa piedra se basa en la honestidad, en el compromiso y la entrega, muy probablemente, a veces más temprano, a veces más tarde, generé el bienestar que tanto se buscó.