Despliegue de color y tradición en el Corso de la Amistad por los 484 años de Arequipa

Por Germán Yuca Ch. Fotos: Jorge Esquivel Z.

La mañana de ayer, jueves 15 de agosto, el siempre radiante sol arequipeño iluminó las calles de la Ciudad Blanca durante su 484° aniversario de fundación. Las calles se llenaron de vida, color y tradición ante el esperado Corso de la Amistad. Con motivo de esta actividad, cientos de personas se congregaron en las calles del Cercado y Miraflores para disfrutar de este evento que, año tras año, se ha convertido en el punto central de las festividades por Arequipa. 

Desde tempranas horas, familias, turistas y vecinos se dieron cita a lo largo de la avenida Independencia. Dispuestos en cientos de bancas –ofertadas hasta en S/80 por espacio– la población estaba preparada para disfrutar de un espectáculo que, aunque ya tradicional, nunca deja de sorprender. Por más de 10 horas, la avenida Independencia se transformó en un escenario viviente, donde desfilaron cientos de bailarines, un centenar de carros alegóricos, bandas musicales y comparsas que irradiaron una energía contagiosa.

En esta edición, el Corso de la Amistad contó con la participación de 94 delegaciones divididas en cuatro agrupamientos integrados por las municipalidades, universidades, empresas, instituciones educativas y corporaciones más representativos de Arequipa. Las delegaciones iniciaron su recorrido en el cruce de la calle Progreso con Teniente Ferrer del distrito Miraflores a las 10:00 horas. Aunque la gente, dispuesta en todo el trayecto hacia el coliseo municipal, se impacientaba por ver el espectáculo. 

La primera delegación correspondía a la Municipalidad Provincial de Arequipa y contó con la participación del cuerpo de regidores y algunos gerentes municipales; liderados por el alcalde provincial de Arequipa, Víctor Hugo Rivera, quien bailó y cantó durante todo el recorrido. Además, aprovechó para brindar un mensaje optimista en esta fecha. «Un saludo a toda la gente. Hoy Arequipa es fiesta. Unámonos todos. Arequipa necesita de todos nosotros y la mejor forma de demostrarlo es hoy, 15 de agosto, en nuestro 484° aniversario. ¡Qué viva Arequipa!», sostuvo. 

Durante el paso de las horas, las diferentes delegaciones avanzaron a paso firme por la avenida Independencia en un despliegue de cultura y tradición. Algunos carros alegóricos estaban adornados con motivos que celebraron la identidad arequipeña, desde el majestuoso Misti hasta la rica herencia culinaria; lo que cautivó a los espectadores. Los danzantes, con trajes típicos que resaltaron las costumbres locales, ofrecieron un espectáculo vibrante, llenando el aire con pampeñas, montoneros y festejos arequipeños. 

Entre los momentos más destacados estuvo el paso de las delegaciones de diferentes municipios distritales, como Tiabaya, Miraflores, Hunter, Sachaca, Characato, Yura, Alto Selva Alegre, Uchumayo, Hunter y Yanahuara que con su música y danzas, rindieron homenaje a la hermandad entre pueblos. «Un saludo fraterno para la población de Arequipa, estamos contentos de hacer este recorrido para manifestar nuestro orgullo como arequipeños», sostuvo el alcalde de Yanahuara, Sergio Bolliger Marroquín

En el recorrido se resaltó además la diversidad cultural, recordando que Arequipa, aunque profundamente orgullosa de su identidad, es también una ciudad abierta al mundo. Asimismo, la delegación de José Luis Bustamante y Rivero resaltó la unidad. «Estamos felices de la vida porque festejamos un aniversario más de nuestra querida tierra. Este aniversario debe ser un compromiso para que todos sigamos trabajando de forma conjunta. Unámonos todos para darle una mejor calidad de vida a los arequipeños. ¡Que viva Arequipa!», declaró el alcalde distrital de JLB y R, Fredy Zegarra Black. 

Pero no todo fue color y alegría. Al promediar las 17:30 horas un corte de luz en los alrededores del Coliseo Arequipa dejó sin fluido eléctrico a las calles no obstante nada detuvo la celebración. El intenso sol y las multitudes pusieron a prueba la paciencia de algunos asistentes que generaron caos urbano y protagonizaron algunas peleas en dice diferentes tramos. Además, el servicio de limpieza tuvo que redoblar esfuerzos para mantener las calles despejadas de los residuos que inevitablemente acompañan a eventos de esta magnitud. A pesar de ello, el entusiasmo no decayó y el corso continuó por más de 10 horas; rindiendo un merecido homenaje a la Ciudad Blanca. 

La noche llegó y, con ella, el corso se acercaba a su fin. El último bloque de comparsas, integrado por delegaciones de caporales visitantes, dejó atrás las calles llenas de confeti y serpentinas, mientras los espectadores, cansados pero satisfechos, comenzaban a dispersarse. La ciudad, que había vibrado al ritmo de sus propias raíces, se preparaba para una nueva noche de celebración, con el eco de la música y los aplausos aún resonando en el aire.

El Corso de la Amistad concluyó otra edición exitosa, reafirmando una vez más el espíritu festivo y el orgullo de ser arequipeño. Mientras las sombras de la noche caían sobre la Ciudad Blanca, quedaba claro que, a pesar del paso del tiempo, la esencia de Arequipa sigue tan viva como siempre, celebrando con pasión su rica historia y su inquebrantable tradición.

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