Tiempo atrás una madre caymeña con su niña en brazos, irrumpió en Sesión de Concejo, con la voz quebrada pidió ayuda para su niña que tenía serios problemas de motricidad, caminar para ella se veía lejano, a pesar del complicado panorama sostenía la esperanza, junto a su madre, de acceder a un tratamiento.

En el municipio se recurrió a empresas del sector privado, la clínica San Juan de Dios acudió al llamado de la Municipalidad Distrital de Cayma que junto al alcalde y regidores decidieron apoyar a la pequeña niña.

Hoy, Dulce salió airosa de su segunda operación sonríe y en sus palabritas transmite la fuerza que a veces hace falta.

El camino es largo para la completa recuperación, pero en la comuna caymeña confían en que Dios dará la fortaleza a la familia y la sabiduría de los médicos.