TÚ ERES EL PRIMERO EN DECIDIR (1° PARTE)

Por Juan Manuel Zevallos Rodríguez. Psiquiatra y Magister en Salud Mental del Niño Adolescente y Familia.

La historia de la humanidad ha sido escrita por aquellos seres humanos que la marcaron de uno u otro modo, ya sea con grandes obras de ingeniería, descubrimientos médicos, actos sangrientos, discursos motivadores o por crímenes contra la humanidad. Por supuesto que los actos nobles han marcado nuestro avance como sociedad y que los actos de infamia nos han hecho recordar que, aunque nos autodenominemos seres civilizados, aún tenemos mucho que aprender en este largo proceso llamado sociabilización.

HOY CONOCI EN EL MUNDO GENTE MARAVILLOSA

Los grandes líderes religiosos, los innovadores de las ciencias y el pensamiento humano, los reyes y políticos de todos los tiempos han dejado un mensaje claro en la memoria humana: para crecer en el mundo debemos asumir un liderazgo, un liderazgo basado en la fe personal, en la constancia, en la entrega, en el compromiso; un liderazgo que llevaba en su interior palabras de esperanza, de disciplina y de responsabilidad; ya que solo así, podremos asumir los problemas sociales, sólo así podremos enfrentar los desafíos de las tormentas de la frustración de nuestros conciudadanos y seres humanos que habitan en este planeta tan lleno de necesidades.

¡Necesitamos líderes verdaderos, auténticos, para salir del fango en el que nuestras sociedades se ven inmersas!, oímos por las plazas, pedir. ¡Se necesitan líderes honestos y pragmáticos que de modo práctico y eficiente cambian nuestra realidad!, exclaman otros, confusos y alterados por la frustración global.

Pero yo vengo y pregunto ¿Realmente el mundo necesita a unas cuantas personas para que millones de personas a lo largo y ancho del mundo cambien su forma de pensar?, ¿no será que lo que realmente necesitamos es asumir un proceso de liderazgo personal, un liderazgo basado en nuestra realización personal?

La gente que nos rodea nos puede decir muchas cosas, puede darnos buenos consejos, puede darnos lecciones de moral o de fracaso o quizá solo quiera engañarnos en busca de un bienestar personal basado en el egoísmo y en la inconformidad.

Cada uno de nosotros tiene la potestad de hacer caso a dichas palabras o de hacer oídos sordos o dichas exclamaciones. Si nosotros hacemos caso a lo que los demás dicen nunca desarrollaríamos nuestras capacidades personales, caeríamos en el hoyo de la dependencia que nos llevaría a decir una vez que hemos caído en las redes del fracaso ¡fracase por tu culpa!, ¡Tú me asesoraste mal! Detengámonos un momento, hacer responsables a otras personas de nuestra ruina es un acto de cobardía, es un proceder de burla hacia a nosotros mismos y una excusa fácil de establecer para alegar que no se logró el resultado esperado. Es fácil echar la culpa a las personas que nos rodean de los fracasos que obtenemos “por el simple hecho de escuchar sus comentarios”.

Cuando cada uno de nosotros toma una decisión y la valora si tenemos una actitud de líderes personales; en virtud de ello al valorar los comentarios ya sea justos o injustos de las personas que nos rodean les daremos un valor y los asumiremos como posibilidades a optar en base a un análisis complementario de nuestras fortalezas, capacidades y limitaciones. Si no hacemos el trabajo antes descrito, bueno, las posibilidades de caer en errores estarán permanentemente ahí por una simple razón: las personas que están en tu medio externo comentan u opinan en base a las cosas que les tocaron vivir, en base a sus éxitos y frustraciones y en base a sus sentimientos nobles o a sus pensamientos mezquinos. Dichas personas emiten juicios basados en una realidad ciertamente muy distinta a la nuestra, una realidad que puede tener ciertos aspectos parecidos pero que en el fondo es una realidad distinta.

No podemos basar fríamente nuestras decisiones en opiniones d personas que nos conocen poco o nada, por mas que sean personas tan cercanas a nosotros; debemos basar nuestras decisiones en el convencimiento personal de que dicha opción elegida es la mejor para mí, tanto por que recoge de manera favorable mis capacidades como que, por el contrario, no se ve limitada en su ejecución por mis limitaciones o ignorancias.

Si mi análisis final se asemeja a la opinión vertida por alguna persona de mi entorno, pues en buena hora, pero recuerden, tomamos una decisión, no por qué alguien vine y me dice, “toma esta decisión, es la que más te conviene”, tomo una decisión porque considero dentro de mi análisis personal que es la opción más adecuada, la que me va a generar un bienestar mayor y en base a la cual alcanzaré parte de mis sueños.

Recuerda, qué al asumir un proceso de liderazgos en la toma de decisiones de tu vida, te vuelves poco a poco en un líder, en un guía para tu auto realización.

Para lograr consolidar este camino de elecciones primero debes de saber que al tomar una decisión no siempre lograrás el éxito de manera inmediata; aquí las normas del desarrollo empresariales muestran una similitud a las leyes del desarrollo personal, de tres intentos, en uno de ellos ganarás, en otro perderás y en otra de tus jugadas ni ganarás ni perderás.

A veces la frustración de una pérdida nos hunde en la tristeza y en la melancolía. Deberás entonces de recordar todas aquellas veces que fallaste en tu intento de caminar siendo un pequeño ser humano, de casi un año de edad. Deberás de recodar que una y otra vez caíste pero que no te diste por vencido, sabías dentro de ti que estabas tomando la decisión correcta, que debías erguirte apoyado en tus miembros inferiores y que si no lograbas el resultado esperado hoy era ya sea por falta de fuerza en tus muslos o tus piernas, por falta de coordinación o por imprudencia. Recordarás que ningún de dichos obstáculos te limitó, ya que de tanto intentar la fortaleza muscular se desarrolló, que de tanto intentar la coordinación fue dándose y que al final, con un poco de paciencia y con más evocaciones de alegría lograste el resultado esperado, caminar.

La palabra imposible en el proceso de aprender a caminar nunca apareció, no estaba en tu vocabulario ni en tus procesos mentales. Naciste libre de limitaciones y con grandes potenciales ¿a dónde se fueron tus increíbles fuerzas para gobernar tu vida y asumir retos que parecían imposibles en su ejecución en su etapa primigenia?, ¿a dónde se fue tu capacidad de perseverancia y tu paciencia?, ¿qué fue de tu férrea convicción para lograr el sueño anhelado?

De seguro que no los perdiste, porque son esencias tuyas, son constructos que forman parte de tu historia natural, las cuales lamentablemente has guardado en el último lugar del mundo, las has sepultado en el lugar más profundo de tu ser.

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