Políticas sobre Maduro
Por Carlos Meneses
No se entiende la posición inicial peruana con la asumida por el nuevo canciller.
Es evidente que se ha producido un cambio en la política peruana en relación al proceso electoral venezolano determinando, entre otros aspectos, el cambio del canciller Javier González-Olaechea por un nuevo titular de la cartera y modificando la posición original que Perú tuvo sobre el proceso electoral del 28 de julio.
Eran evidentes las diferencias de criterio que sostenían al interior del gabinete el presidente del Consejo de Ministros, Gustavo Adrianzén y González-Olaechea. La única forma de arreglar el entuerto era que uno de los 2 saliera del gabinete y la pita terminó rompiéndose por el lado más delgado.
Debe recordarse que González-Olaechea asumió una actuación de liderazgo indiscutible entre los países de América Latina, denunciando la debilidad de algunos regímenes que optaron por abstenerse en el conflicto que provocó el propio Nicolás Maduro. Así como la llamada de atención que los peruanos hicieron con respecto a las abstenciones de algunas naciones que se suponían iban a respaldar la actitud firme de nuestra Cancillería.
Ahora las cosas son diferentes y el nuevo ministro de Relaciones Exteriores (RR.EE) se ha diferenciado de la posición original, que asumió el exrepresentante de Torre Tagle, obligando a la renuncia de González-Olaechea y a la línea dura que nuestro país asumió frente a los abusos y el fraude de Maduro.
La presidenta Dina Boluarte se contradice con la posición anterior y ahora tiende más a permitir los excesos de Maduro, quien manda detener a millares de ciudadanos descontentos con la actitud del organismo encargado de vigilar el proceso electoral de Venezuela.