Por: Carlos Meneses

En las próximas horas decidirá el gobierno el futuro del directorio y de la gestión de Petroperú y tendrá que ser diferente al que hemos tenido en los últimos años.

El ministro de Economía, José Arista Arbildo no es uno de los más habladores, tampoco destaca por su quehacer en un sector del que frecuentemente se habla por la situación que confrontan los peruanos en materia de su especialidad.

Son evidentes y definitorias las diferencias entre su hablar y el del presidente del Consejo Fiscal, Alonso Segura Vasi y no son pocos los observadores que se detienen a diferenciar los pareceres entre uno y otro economista, particularmente en un tema polémico como el de la petrolera estatal, Petroperú.

Lo evidente es que, en las próximas horas, José Arista tendrá que definir puntos importantes sobre el directorio de Petroperú y los cambios que son necesarios para poner en marcha un programa de reactivación económica de la empresa estatal que más ha comprometido los recursos fiscales de los últimos años.

En esa decisión Arista tendrá un papel clave y con él, también, el presidente del Consejo de Ministros, Gustavo Adrianzén y la jefa de Estado, Dina Boluarte que ya ha anunciado el propósito de no privatizar a Petroperú.

Lo irrebatible y necesario es que se redefina el comportamiento de Petroperú para que no se grave más la economía nacional y que se puedan dar pasos sensatos para que termine lo incierto del futuro de una empresa amenazada por la quiebra o por un sistema de gestión privada que sin declararse como tal tendrá que tener la empresa estatal.