Tomemos las matemáticas

Por Willard Díaz

Perdida entre los desorientados archivos de mi PC he hallado esta brevísima entrevista que hice al poeta Enrique Verástegui durante su última visita a Arequipa, vino en 2016 a presentar la reedición de su “Diario de Viaje: Arequipa”. Nos conocimos en nuestra juventud y a lo largo de los años mantuvimos una relación entrañable aunque discontinua. Rescato por eso nuestra última conversación.

¿Por qué además de la poesía últimamente te interesas en las Matemáticas?

EV. Por una razón teológica. Pertenezco y pertenecemos a la civilización judeo-cristiana que desde hace siglos hace de nosotros seres pecadores, desde Adán y Eva. Somos sus hijos herederos del primer pecado ancestral. Eso se nota mejor desde hace unas décadas cuando los escritores y operadores en todo el mundo sienten la pujanza ilógica de escribir poesía. De fracasar en ello.

En la inmensa Rusia escritores y operadores ven a comienzos de siglo XX que ya nadie los apoyaba ni les daba crédito en aquellas cosas de las cuales querían hablar. Yo a mis cuarenta años viví ese cambio de régimen en el mundo. Pienso que una forma de salvación teológica es haciendo Matemáticas, de modo tal que yo por ejemplo, quizás esto sea paranoico, percibo una enorme represión en el Perú contra los que hacemos poesía, esa forma de saber y de vida. Llegó un momento que en Perú daba vergüenza llamarse poeta.

De ahí el uso un poco tosco que se da a la palabra “poemario”, que es despectiva, antes se llamaba “libro” de poesía.

En Perú y en Latinoamérica y en todo el mundo los poetas hemos encontrado un camino a la salvación después de dos mil años de Cristo, a través de las matemáticas. Se han tomado la poesía, tomemos las matemáticas.

¿Y a quiénes podemos llamar todavía poetas?

EV. Hay que leerlos a todos, cada quien tiene una visión de la vida, cada quien tiene derecho a hacer un aporte. No cierro filas con nadie ni contra nadie.

Has vuelto a Arequipa después de treinta y dos años. ¿Por qué tardaste tanto?

EV. Vine una vez invitado por el rector Gutiérrez Correa, para escribir la Memoria Académica. Y a su vez escribí un diario mientras estuve trabajando, que publiqué en la mejor revista peruana de aquellos tiempos, la revista Lienzo, y que luego la editorial Cascahueso ha reeditado, por eso me han invitado.

¿Cuánto llevas escrito?

EV. Hasta ahora he escrito cuarenta y un libros, algunos muy pequeños y otro no tanto.

¿Poemarios?

EV. Tengo un libro de mil páginas por publicar.

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