Policias y fiscales del Perú encuentran un hogar en la cocina arequipeña

La señora «Alejita» ha compartido desayunos y almuerzos con ellos por casi 20 años.

Por Danna Felipe B.

Todo aquel que trabaja fuera de casa prepara con antelación su almuerzo o ya encontró en uno de los restaurantes arequipeños la sazón de su preferencia. Para un gran número de policías de la Divincri, desde suboficiales hasta coroneles que pasaron por su jefatura, así como fiscales superiores y provinciales, ese rinconcito de sabor se ubica en la avenida Goyeneche.

La señora Alejandra Castro Villavicencio, o «Alejita» o «Alejandrita» de cariño, comenzó a preparar desayunos y almuerzos para ellos y otros destacados profesionales hace casi 20 años. Durante ese tiempo, alquiló tres locales diferentes en la misma vía.

“Alejita” nos comparte que cuando comenzó no tenía tantos clientes, pero sus técnicas en la cocina poco a poco se hicieron notar y fueron construyendo una cartera fiel de ellos. La frecuencia de verlos hizo que los conociera particularmente.

“Los policías comen de todo. A algunos les gusta la fritura, a otros no. Prefieren su buen guiso o un combinado de ambos; aquí se los complace. El jefe de la Divincri, por ejemplo, come de preferencia la pechuga de pollo. Más bien, el caldo de lomo es un gusto que comparten la mayoría de los detectives. Del Ministerio Público está Miguel, a él le encanta la pierna o la entrepierna, o Ernesto, quien siempre me pide ala en sus almuerzos”, detalló Alejandra como si no tuviera solo dos hijas, sino decenas.

Castro Villavicencio también nos cuenta que a lo largo de los años parte de sus clientes fueron reubicados, pero de uno u otro modo los volvió a ver, por casualidad o porque ellos mismos vinieron a visitarla. Ha logrado formar lazos que ni la muerte podrá romper.

El teniente PNP Alan Fuentes Mayca, quien fue asesinado en La Rinconada, Puno, en marzo de este año, era uno de sus comensales estrella. “Como sus colegas, él comía de todo. Eso sí, para desayunar le gustaba mucho su pan con salchicha y su café con leche. Me lo encontré una vez en La Joya y de ahí no supe cuándo lo cambiaron a Puno”, recordó con nostalgia nuestra entrevistada.

Afirmó que los policías que han probado su sazón son todos unos caballeros. Siempre respetuosos, saludando y preguntando cómo estaba si traía un semblante decaído, porque al final nadie se libra de un mal día y viceversa. “A más de uno le he dicho que hay mujeres como piedras en el río”, confesó.

Con los nuevos ingresados a la Divincri, la señora Alejandra acostumbra a jugar a adivinar su nombre. Como ellos llevan en el lado izquierdo superior la inicial de su nombre y su apellido, se sienten como en casa y olvidan por un momento sus diligencias policiacas.

Una de las sedes del Ministerio Público está a unos cuantos metros, así que varios fiscales y abogados han encontrado un lugar acogedor para alimentarse. Hasta el doctor Ciro Alejo, presidente de la Junta de Fiscales Superiores del Distrito Fiscal de Arequipa, ha sido uno de ellos. “Él pedía su jugo con empanada de pollo”, detalló doña Alejandra.

Cuando sus clientes ingresan, dejan cualquier cargo a un costado y pasan a ser invitados de una gran reunión familiar.

Sin embargo, no son las únicas instituciones que llegan a sus sillas y mesas. También un buen número de profesionales de la salud, de la Sociedad de Beneficencia Arequipa, el Poder Judicial e incluso los periodistas tienen una preferencia por la sazón de “Alejita”.

La señora Alejandra prepara de 70 a 80 platos diarios, con una carta de tres diferentes segundos, todos combinables entre sí y preparados en el mismo local. Ella llega a las 7 de la mañana y se va golpe de las 9 de la noche; su familia es un gran apoyo. Es sacrificado, pero admite también que a veces se deja llevar por una buena plática.

“Me siento feliz. Es muy gratificante. Yo les agradezco mucho la confianza y su amistad”, finalizó la señora Alejandra.

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