Por Willard Díaz

En Arequipa, una ciudad relativamente pequeña, con un desarrollo artístico y cultural en su mayor parte conservador, la presencia de Miguel Cordero está fuera de lo ordinario, destaca por su audacia y su desbordada imaginación. Nada de lo que produce, de lo que muestra, de lo que escribe, permite clasificarlo en una corriente o estilo, ni siquiera vanguardista. Solo, parece entretenerse dando cada vez giros de lo más inesperados, en una incesante búsqueda de lo insignificante y lo no dado por cierto. Tal vez, lo único que se podría decir para caracterizarlo es que sentido del humor no le falta.

Este año ha publicado uno más de sus sorprendentes libros, “Jedeque. El Retorno del Cordero”, título que combina a la “Guerra de las Galaxias” con los signos de sus arequipeñísimos ancestros.

El libro recorre por los diversos proyectos creativos de su autor, con textos de su firma, con fotografías de un excelente equipo de colaboradores, con testimonios; y todo dentro de una presentación siempre acorde con el espíritu ingenioso de Cordero. El libro es no venal. Es una pieza de colección.

En el mundo del arte arequipeño Miguel Cordero sería rara avis, pero él prefiere ser el cordero raro, siempre a la contra.