Educación inclusiva

Por David Auris Villegas

La diversidad, equidad e inclusión es una oportunidad natural y una prioridad global. La educación, al catalizar estas cualidades sociales, desarrolla las potencialidades de todas las personas y fomenta la prosperidad. Entonces, la inclusión es una poderosa herramienta que acorta las brechas socioeconómicas y obtiene provecho de la diversidad en beneficio de todos.

A pesar de los avances, el sistema educativo peruano aún no ha conseguido incluir en sus aulas a todas las personas en edad escolar, lo que no les permite lograr su realización personal. Esta exclusión perpetúa la inequidad, forja los estigmas sociales por razones de género, condición económica, identidad, color de la piel, acrecienta la discriminación y la desigualdad, sobre todo a las personas con discapacidades. Además, este fenómeno restringe el desarrollo del país, al no aprovechar las enormes capacidades de las personas excluidas.

Con la finalidad de integrarnos, nuestro país, multicultural y diverso en consonancia con la Carta de las Naciones Unidas que proclaman, libertad, justicia y paz, cada 16 de octubre celebra el Día de la Educación Inclusiva. Este tributo a la inclusión, persigue reflexionar y replantear acciones y los retos de manera conjunta entre los actores sociales, con miras de reducir la pobreza y la inequidad.

La educación inclusiva es una necesidad global que aglutina a todos, en especial a las personas con ciertas limitaciones, a fin de hacer viable el logro de los objetivos del desarrollo sostenido y compartido. Al respecto, la doctora Audrey Azoulay, directora General de la Unesco, argumenta que la educación para personas con discapacidad debe priorizarse mediante los recursos y las competencias digitales inclusivas. Para ella, la inclusión no es negociable, es decir, es una obligación social.

Esta inclusión permite a todas las personas integrarse plenamente en la sociedad activa y desde ahí mejorar su vida socioeconómica y aportar al progreso nacional. En este andar es clave hacer inclusiva a todas las escuelas y fomentar una cultura de respeto a la diversidad, promoviendo la participación activa de todos los estudiantes. Asimismo, todos los maestros han de ser inclusivos, con rasgos empáticos, cooperadores y flexibles, adaptando sus enseñanzas a las diversas necesidades de los estudiantes.

Incluir a todos en el vagón de la educación es responsabilidad de las autoridades y del Gobierno. Si alguien se perdiera este viaje hacia el desarrollo, nuestro país estaría ensanchando las brechas sociales, sepultando el provenir de los más desfavorecidos.

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