35 partidos. Una democracia electoral pero no real

Por: Pedro Rodríguez Chirinos – Asociación Rerum novarum

Basadre nos decía que el país nace en un abismo social y un Estado empírico, y Rubén Vargas Ugarte, que es necesario el estudio de la historia. Hoy estas dos situaciones se repiten o calzan, como si fuera ayer que se mencionaron esos temas de nuestra actual realidad nacional.

La abundancia o escases de partidos, es una total conveniencia o un caso de extrema ignorancia. La constitución de 1993 es la que comienza con el desorden, donde no se precisa claramente lo que es un partido, movimiento y alianza, de ello se puede ver en el artículo 35, mientras que en la constitución de 1979 queda con una mayor claridad el quehacer político.

Esta necesidad de salir de la informalidad a la formalidad en todos los aspectos tiene que ser en lo político ¨normar la oferta electoral¨, para ser apreciada por la demanda electoral; nosotros los votantes. Como vemos en la actualidad la oferta electoral es muy pobre, producto de la eterna crisis educativa del país, la bondad de normatividades mal pensadas, la cultura de la informalidad y la discriminación reinante en el país. 

Es pobre, es ese aspecto la constitución del 93, pero se trató de mejorarla o normarla con la ley de partidos y  con sus últimas modificaciones. En donde pasamos de la informalidad a la formalidad de existir políticamente. Era increíble que un partido que tuviese quince o treinta años a más no tenga un acta de fundación o la formalidad que aconseja y pide la ley. El orden pedido, es algo muy claro y necesario, pero esa ley asegura la formalidad, pero no la vida partidaria, es decir, las reuniones, la responsabilidad, entre otros aspectos necesarios para hacer y tener partidos robustos.

Las docenas de partidos que aumentarán seguramente en los próximos meses, podemos decir que tenemos muchos ciudadanos interesados en las próximas elecciones, y que la participación es un éxito. Pero… ¡No es así!, estamos desbordando de partidos que no aseguran superar los eternos problemas que padecemos en el país y que no solo es exclusividad de nuestra realidad, es regional el problema, con países que tienen menos o un poco más de estos.

Tantos partidos demuestran y demostrarán, que en las pasadas elecciones y las próximas, la falta de una verdadera representación nacional, el oportunismo electoral, el nacimiento y la mortandad de partidos, el fraccionamiento, etc. Todo ello lleva a un estado empírico, donde la ley electoral, la falta de educación, la impunidad y la precaria memoria de nuestra ciudadanía pasa la factura que se traduce en pobreza.

La pregunta que surge y debe tener una respuesta es ¿a quién o quiénes le conviene tener en el país a más de 35 partidos?

Cuando no hay partidos que representan verdaderamente, que no tienen cuadros bien formados, en pocas palabras una oferta electoral sólida, no puede posicionarse o debatir con la tecnocracia, el establishment o grupos de poder, dentro y fuera del país, que actualmente dirigen nuestros destinos. Esto trata de explicar como después de una crisis permanente de políticos y partidos, con corrupción declarada y endémica, se sigue creciendo en lo económico, pero no en lo político y social. Ello se traduce, en que crecemos, pero no desarrollamos nuestro país, para bien de pocos.

Dejanos un comentario

Your email address will not be published. Required fields are marked with *.