Por Germán Yuca Ch.

Ayer, miércoles 23 de octubre, culminaron las 72 horas de huelga acatados por los pobladores del valle de Tambo en rechazo a la ejecución del proyecto minero Tía María.

EN EL TERCER DÍA DE PARO

Durante el último día de protesta, los manifestantes bloquearon temporalmente la carretera Costanera a la altura del sector de Boquerón.

En el tercer día de la huelga, los manifestantes de Islay no solo bloquearon algunas vías, sino que también incendiaron llantas y banderas con el logotipo de Southern Perú. Criticando la falta de voluntad de diálogo del ministro de Energía y Minas, Rómulo Mucho Mamani, los pobladores informaron que el rechazo poblacional continuará hasta que se desestime la ejecución del proyecto cuprífero Tía María.

Alrededor de las 11:00 horas, decenas de pobladores se congregaron en la carretera Costanera para interrumpir el tránsito vehicular. La presencia del grupo autodenominado ‘Espartambos’ intensificar las acciones de protesta y permitió obstaculizar la vía por varias horas. Hasta que la Policía Nacional del Perú (PNP) intervino para liberar el área y restablecer el tránsito vehicular.

Al iniciar la tarde, el alcalde distrital de Deán Valdivia, Fernando’s Camargo se unió a las protestas y exigió que las autoridades y los funcionarios del Minem no impongan Tía María en Islay. En tanto, el vocero del valle de Tambo, Miguel Meza Igme, cuestionó la falta de participación de las Juntas de Usuarios y algunos alcaldes distritales durante la medida de fuerza.

El monitoreo de los integrantes del Ministerio Público ayudó a evitar que se repitan los enfrentamientos registrados el segundo día de protesta. Desde la Fiscalía, se exhortó a los dirigentes y a la población a participar pacíficamente y a evitar actos que pongan en riesgo el orden público y la integridad de las personas. Esto con la finalidad de evitar el arrojo de piedras contra efectivos de la PNP.

Durante el segundo día de la huelga, aproximadamente a las 20:00 horas, los manifestantes chocaron con efectivos de la PNP en Deán Valdivia. Los efectivos policiales intentaron liberar el Boquerón, que seguía bloqueado. Superados en número, los policías usaron bombas lacrimógenas para dispersar a los manifestantes, dividiéndolos en dos grupos y persiguiéndolos por las calles del distrito.

Tras esta acción, diversos residentes de Deán Valdivia reportaron la rotura de vidrios y la afectación por el uso indiscriminado de lacrimógenos en una zona habitacional.