Sí, Dina es culpable, pero los electores son responsables

Por Eduardo Vega

Todos nos quejamos de que el gobierno del Perú no sabe hacer las cosas, que la presidente escoge pésimos ministros, que quienes gobiernan son los congresistas; que nuestras autoridades (jueces, fiscales, JNJ, TC, PNP) no hacen nada, que hay muchos corruptos en política, etc. ¿Pero realmente son ellos a quienes debemos culpar? ¿Tenemos los peruanos derecho a quejarnos libremente de todo esto, y con eso liberarnos de la responsabilidad de haber puesto a todas esas personas en el poder con nuestros votos? Me temo que no.

Las autoridades que hoy en día tenemos (Ejecutivo y Legislativo) son el resultado de las elecciones en el año 2021, la cuales fueron claramente influenciadas –sobre todo en la fase final– por el famoso “centro” que odia a Keiko Fujimori, el cual resultó claramente determinante para que un porcentaje importante de la población optara por la abstención o un voto visceral/irracional que terminó favoreciendo a la propuesta de Perú Libre.

Y si bien en aquella oportunidad se promovió el voto para que las masas elijan a un dictadorzuelo, que hoy está preso por sus fechorías, era evidente que el reemplazo para el “improbable” caso de golpe, era Dina Boluarte. Así las cosas, si hoy tenemos como gobernante a una “incapaz” en reemplazo de otro; ello es resultado de la misma elección, en la que la mayoría “optó” por un Gobierno de izquierda y un Congreso en el que hay más representantes de izquierda que de centro o derecha.

Así las cosas, si los resultados de la actuación de nuestros representantes, se parece cada vez más, a lo que ocurre en países donde gobierna la izquierda; no es porque existe una gestión de derechas, como quieren vendernos Cerrón, Sigrid Bazán, Marianella Ledesma u otros; sino porque existe una izquierda mediocre que, para variar, no tiene idea de cómo gobernar. Claro tampoco es un asunto menor, que la derecha apenas sepa como regular a estos incapaces, o peor aún que intenten ayudar para evitar una debacle total, cuando no es precisamente su obligación cargar el muerto o hacerles la tarea; sin embargo, al no saber desmarcarse cuando intervienen, se llevan toda la responsabilidad. 

Luego, no resulta curioso que sea la izquierda la que salga a protestar “con el pueblo” en contra de un gobierno que fue puesto allí producto de su “alianza” con el “centro”; y sea la misma izquierda la que promueve las movilizaciones, agregando argumentos que solo confunden el objeto de las marchas, para llevar electorado a sus filas a través de una distorsión. Eso es la izquierda peruana en su máxima expresión.

¡No podemos tapar el sol con un dedo!, pues el problema de niveles mínimos de seguridad ciudadana justifica todos los reclamos y más, pues parece que el gobierno no está trabajando en ello, o peor aún que ninguno de sus aliados (sobre todo la clase política que promovió su elección), tampoco son capaces de presentarse con una fórmula propositiva que signifique una solución; quiero decir, que salir a la calle o los medios y gritar: “¡Hay que hacer…! ¡Hay que poner…! No soluciona nada si no se sabe ni se dice cómo.

Una vez más, nos quedamos reclamando y señalando que son inútiles, corruptos, mentirosos, etc.; mientras la clase política y sus promotores salen a decir: “No somos nosotros —que los avalamos pidiendo que voten por ellos— los que generamos el problema”, intentando una vez más pescar en el río revuelto.

Dicho esto, habiendo quedado demostrado que adelantar la elección no soluciona nada, y viendo que los ideales de izquierda junto a los promotores del odio, nos han llevado hasta aquí como jugando; antes de volver a votar el 2026, debemos recordar un proverbio árabe que dice “si me engañas una vez, la culpa es tuya; si me engañas dos veces la culpa es mía”.

Dejanos un comentario

Your email address will not be published. Required fields are marked with *.