Por: Carlos Meneses

Corresponde ahora que todo el esfuerzo del gobierno se reoriente hacia lo interno para sanear la economía y detener la ola delincuencial.

Superado el APEC y no resueltos los problemas que determinaron la lucha contra la delincuencia, el país recupera la normalidad y también los requerimientos que antes de ahora estaban planteados por quienes sufren las consecuencias de acciones delincuenciales.

No se han atendido reclamos que, en algún momento, detuvieron la marcha de las grandes ciudades, afectaron la enseñanza en universidades y colegios y no tienen solución real para población preocupada por extorsiones, sicariato y atentados.

Lo más lamentable para los peruanos es haberse enterado que el torneo de fútbol previsto para juveniles en Lima y Arequipa no se realice como consecuencia de la crisis que embarga a la Federación Peruana de Fútbol (FPF) y que ha determinado enérgica acción de policías y fiscales.

El apoyo al deporte era muy importante para el seleccionado juvenil, en el caso de Arequipa afecta gravemente a una región que confiaba en apoyo económico del Estado y en la consideración que ha logrado en el torneo nacional de La Liga 1 el Club Melgar.

Ahora hay que ocuparse de lo nuestro, de nuestra tierra, de los asuntos que están pendientes en Petroperú y en un gasto público que amenaza con tornarse peligroso para la estabilidad del presupuesto.

El éxito alcanzado en APEC nos obliga a fijar los ojos en nuestros problemas y en potenciar los requerimientos que se necesitan para promover la inversión privada y lograr el equilibrio entre gastos e ingresos fiscales.