Andrés Malamud: “Las inversiones extranjeras son amigas”

Latinoamérica necesita más puntos de convergencia entre ricos y pobres.

Por Danna Felipe B.

Para el politólogo argentino Andrés Malamud, las inversiones extranjeras para Latinoamérica son como esas amigas que te ayudan a ser mejor persona. Sin embargo, todavía hay ciertos grupos que les temen. Por eso, afirma que es sumamente importante crear espacios donde se puedan presentar y discutir los argumentos de estas inyecciones de capital. El objetivo es concluir en la licencia social.

NO HAY TEMOR A LAS INVERSIONES EXTRANJERAS

«Por lo general, en Latinoamérica no se observa temor hacia las inversiones extranjeras. Sin embargo, aún hay zonas sensibles, relacionadas con pueblos originarios, áreas fronterizas o algunas ideologías que creen que todo lo de afuera es malo», explicó.

LAS SOLUCIONES SON A LARGO PLAZO

No hay que olvidar que, durante el APEC 2024, cuando Perú estaba en la vitrina del mundo y en medio de una lucha contra la criminalidad, el Ejecutivo ratificaba desarrollo. Pero muchos peruanos no entendían y, por ende, deslegitimaban el encuentro de las 21 economías más importantes del mundo. Entonces, ¿cómo funciona esto?

“No hay recetas mágicas y la gente lo sabe. No es verdad que una reunión, una organización política o un grupo internacional sea la solución. Las soluciones son a largo plazo e incluyen democracia, estado de derecho y que al mundo le vaya bien. Cuando al mundo le va mal, somos vulnerables, periféricos y dependientes”, resaltó el politólogo argentino.

Sin embargo, lamentó que, en América Latina, las democracias existentes sean insatisfactorias. Es poca la capacidad estatal, es decir, los resultados obtenidos en beneficio de los gobernados. Todo esto debe cambiar para que, cuando las oportunidades lleguen, puedan ser tomadas con facilidad.

PUNTOS DE CONVERGENCIA ENTRE RICOS Y POBRES

También, Andrés Malamud explicó que, para que un inversor extranjero pueda llegar y asentarse apropiadamente en un determinado país, necesita sí o sí una licencia social.

“Lamentablemente, en Latinoamérica se está fallando en encontrar puntos de escucha mutua. Ricos y pobres no siempre se juntan. Pobladores y descendientes de migrantes, igual. Incluso, hombres y mujeres. Entonces necesitamos espacios de dialogo, porque no importa qué tan buenos sean mis argumentos si no tengo a mis interlocutores en un mismo lugar”, puntualizó.

Recalcó que, en ese sentido, entra en juego el sector público. Las universidades, los parques y otros espacios deben ser puntos de convergencia. “Parece un sueño, pero no lo es”, afirmó. Ejemplificó que, en países desarrollados como Singapur u Holanda, se caracteriza por el hecho de que los ricos usan el transporte público. Es en este sector donde los argumentos pueden penetrar.

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