Romper los límites
Por: Fabiola Silva Laime

Grisa Camargo Ramos, siguió estudios de dibujo y pintura en la Diego Quispe Tito 1986 – 1992, e hizo una Segunda especialidad Docencia en Artes plásticas 2003 – 2005. Actual docente en Preparación profesional en la especialidad de dibujo en la Universidad de arte del Cusco, hizo exposiciones por el día Internacional de la mujer, “Acción y resistencia”, “Adobe puro matérico”, “La casa del adobe”, “Barro y tejido”, y logró reconocimiento y medallas 2019 al “Artista del año” por parte de Universidad Diego Quispe Tito; sus últimos galardones son por el primer puesto en la Bienal del Cusco “Interior expansivo» 2018, Primer puesto en la bienal nacional de pintura Ayacucho y el primer puesto en la primera edición de Arte en vivo art “phaway”.

P: ¿Qué la llevó al mundo del arte?

R: Mi papá era artista, tenía unas revistas que yo siempre paraba hojeando. Las tareas las hacía de manera ilustrada, trataba siempre que mi cuaderno tenga más dibujos. Creo que esto fue dándome cierta habilidad, no diré perfeccionamiento, pero creo que ya era algo.

Me acuerdo que en los libros vi por primera vez un cuadro de Manet donde está una mujer sentada desnuda y al lado dos caballeros vestidos. ¿Qué hace una mujer desnuda y los varones vestidos? ¿No tendrá vergüenza?, y al aire libre encima Yo imaginaba que era una foto.

P: ¿Su obra se puede considerar arte contemporáneo?

R: Se podría decir que está dentro del arte contemporáneo ya que mi trabajo ha empezado a tomar cierta personalidad por el material y también he ido incorporando elementos no convencionales que nada tiene que ver con el tema naturalista. Por ejemplo vidrios, botellas reciclables.

P: ¿Responde a alguna corriente en especial?

R: Tal vez se asemeja un tanto al arte pobre o povera, por los materiales puede ser; pero yo parto más desde el contexto andino y creo que por ese lado no podría decir que estoy exactamente dentro de una de las vanguardias. Sí me gustaría que el arte peruano, el arte cusqueño o lo que somos nosotros siempre guarde relación con el lugar donde uno vive y creo que solo por ese lado se tiene identidad, tiene personalidad. Nosotros como país subdesarrollado creo que vamos a florecer recién. Como lo dice de Inkarri ¿no?

P: ¿Puede vivir del arte que usted hace?

R: Esa es la pregunta más difícil; puedo vivir, en el buen sentido de la palabra, mi arte es motivador por el lado emocional, pero en el lado laboral en mi contexto no, no se puede vivir del arte, porque lo mío no es un trabajo comercial, más es un trabajo de propuesta. La sociedad del Cusco no está acostumbrada todavía a considerar mi tipo de trabajo, estamos más en el terreno de la artesanía o los souvenirs. Entonces por ese lado creo que sí tengo un problema.

P: ¿Y donde enseña, desarrolla su obra de arte?

R: Que si y que no. El problema es que a veces los jóvenes solo piensan en el óleo o la acuarela. Tal vez esto mío lo considere más un egresado. De momento los alumnos están en la lucha por los temas tradicionales; y de hecho, mi técnica es una técnica nueva, es una técnica que me inspira confianza, porque uno dice eso no me va a durar. Hay un universo artístico del que se tendría que hablar, decirlo, plantearlo ¿no? Pero no es tan sencillo como a veces parece.

P: ¿Cómo organiza sus exposiciones?

R: Primero me planteó un tema. En el caso, por ejemplo, del adobe, puedo tomar el formato del adobe y en base a ese trabajo todo lo demás. Esto hace que me concrete de una manera homogénea o que haya una unidad en el proyecto. No me gusta que se vea muy disperso, me gusta ser bastante incisiva. Y cuánto más pequeño mi campo o el universo de investigación en relación a mi tema es mejor, es ahí donde también me encuentro y me tengo que esforzar por sacarle más de lo que tiene. Es decir, yo misma me creo líneas limitantes para abrirlas y hacerlas ilimitadas

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