“EL ADUANERO”, GENIO DE LA PINTURA
Por: Julio Lopera Quintanilla – Centro Cultural Unsa

Henri Julien Félix Rousseau, quien, es conocido como “El Aduanero” por su trabajo en el servicio de aduanas, es un genial pintor y un eximio grabador; uno de los más altos exponentes del arte universal. Vino Henri al mundo la madrugada del 21 de mayo de 1844 en la ciudad de Laval. El francés estaba destinado a ser un gran astro en el firmamento de los grandes de la pintura.

“El Aduanero”, cultivó la pintura de paisaje, la pintura de personaje y el bodegón. Su genial obra se inscribe fundamentalmente en el movimiento Naif. También en el movimiento Impresionista y en el Primitivismo.

La juventud de Rousseau transcurrió a orillas del rio Loira en la pequeña ciudad de Angers. Incursionó en ese tiempo en el arte del dibujo y de la música. Estuvo algunos años al servicio del ejército de Francia, pero al fallecer su padre, el pintor que sería más tarde conocido como “El Aduanero” tuvo que dejar de vestir el uniforme de la patria y dejar la ocupación de soldado, trasladándose a París para trabajar en un puesto en el gobierno con el que mantener a su madre viuda, era 1888 y Rousseau cuenta en ese entonces con 24 años. En ese mismo año se casó con su primera esposa, Clemence Boitard, quien prontamente falleció. En 1871 fue nombrado recaudador de impuestos sobre las mercancías que entraban a Paris, de allí proviene su apelativo “El Aduanero”. En 1868, contrajo matrimonio con Josephine Noury quien fue su segunda esposa, una mujer muy abnegada y bondadosa.

En 1898, “El Aduanero” inicia su andar por el camino de la pintura. Rousseau desarrolló un genial y particular estilo pleno de poesía, caracterizad por una temática variada y señalada casi siempre por un bucólico exotismo que hizo del francés un pintor emblemático y altamente representativo. Rousseau “El Aduanero”, es un alto exponente de la corriente Naif, sella su estilo con una involuntaria apariencia de caricatura y lo impregna de una gran sensibilidad infantil, sensibilidad de niño que refleja una formación autodidacta y una fantasía desbordante.

La técnica de Rousseau es el óleo, “El Aduanero” tiene tal vez por su formación autodidacta una técnica que no emplea la perspectiva y tampoco utiliza el claro-oscuro. La técnica de Rousseau, es una técnica muy especializada en el campo del óleo que ovia las proporciones y repinta algunas áreas de sus pinturas. “El Aduanero”, logró un estilo colorido y admirable que lo colocó en uno de los sitiales más altos de la historia de la pintura francesa.

En un momento del desarrollo de su obra, gran parte de los historiadores del arte y de los críticos de arte coincidieron en inscribir su obra dentro del post impresionismo francés. A partir de 1890 su estilo viró hacia el Surrealismo.

Rouseau es, el gran pintor de la selva, un artista que representó la selva con una maestría incomparable, no obstante no haber conocido nunca la jungla, supo plasmar en su obra una gran fuerza inspiradora que tiene su origen en las ilustraciones de varios libros que se editaron sobre los jardines botánicos del Ménagerie, el viejo zoológico de París, estos hicieron soñar al genial Rousseau en un universo de verdes y hermosos paisajes; la gran belleza de estos paisajes lo hicieron expresar en una ocasión: “Cuando me introduzco en los invernaderos de cristal y veo extrañas plantas de tierras exóticas, tengo la sensación de entrar en un sueño”

“El Aduanero” nos dejó también piezas de enorme importancia artística sobre la topografía de París y de los alrededores de la “Ciudad Luz”, sus temas tienen que ver en gran parte con inventos que señalan una etapa del desarrollo científico y técnico de la Europa de la época como postes de telégrafo y globos aerostáticos entre otros. Rousseau, afirmó así mismo, que él fue el creador de un nuevo género en el campo de la plástica, el “Retrato- Paisaje”, que tiene valiosos referentes en las pinturas que se iniciaban con una vista general de los lugares que más frecuentaba y gustaba, vista general a la que añadía una persona en primer plano. Sus “retratos- paisajes” nos ofrecen en su mayoría personajes muy rígidos que son muy poco expresivos, en realidad en las pinturas de “El Aduanero” la mayoría de los personajes que se representan antes de representar personajes reales representan más bien personajes imaginarios.

Rousseau “El Aduanero” lego a la humanidad obras de arte muy destacadas y representativas que han hecho del maestro un artista universal. Una obra de género histórico de excepcional importancia, una de las primeras pinturas de quien iba a ser con el tiempo uno de los más grandes pintores franceses es “Una noche de carnaval” (óleo sobre lienzo de 1,173 x 875 cm, Museo de Arte de Filadelfia, Estados Unidos,1886), una creación verdaderamente brillante.

Entre las piezas más sobresalientes del genial maestro merecen también especial mención una pieza que nos ofrece una visión íntima y extraordinaria, especialmente centrada en el brazo armado de una espada que subraya y exalta las directrices compositivas, se trata de “La guerra” (óleo sobre lienzo, 114 x 195 cm, Museo del Louvre de París, Francia, 1894) una obra que marcó el inicio de una senda que lo llevo al mundo grandioso de la creación estética.

Rousseau nos ofrece también un cuadro que representa a una mujer durmiendo tranquilamente en medio de un desierto mientras un león feroz la esta observado, se trata de “La Gitana Dormida” (óleo sobre lienzo, 195 x 5 cm, Museo de Arte Moderno de Nueva York, Estados Unidos, 1897)

Rousseau tiene también entre sus más grandes logros una obra caracterizada por una espléndida acumulación de elementos compositivos y también por la sugestión de una luz lunar que baña esos elementos creando una fascinante fantasmagoría, se trata de una pieza genial “La encantadora de serpientes” (óleo sobre lienzo, Museo de Orsay de París, Francia, 1906 ).

Otras obras que también le han valido un enorme reconocimiento por su magistral estilo y su gran capacidad compositiva son: “La Boda” (óleo sobre lienzo, Museo Orangerie de París, Francia.1904), “La jungla ecuatorial” (óleo sobre lienzo, Galería Nacional de Arte de Nueva York, Estados Unidos, 1909), “La calesa de Papá Junier” (óleo sobre lienzo, 97 X 129 cm, Museo Nacional de París, 1909, “Apollinaire y su Musa” (óleo sobre lienzo, 196 X 97cm, Museo de Arte de Basilea, Suiza, 1909).

Una de sus obras más importantes forma parte de la serie de la selva, en ella aparece retratada la joven amante del maestro, se trata de “El sueño” (óleo sobre lienzo. 204.5 x 229 cm, Museo de Arte moderno de Nueva York, Estados Unidos, 1910) Sin lugar a dudas, es una de las obras mayores del excepcional pintor y grabador.

Muchas son las grandes obras de Rousseau, siempre son magníficos exponentes de una trayectoria brillante en el camino de la historia del arte.

Rousseau “El Aduanero”, tuvo que afrontar en el camino de la vida grandes problemas económicos, tuvo que afrontarlos dando clases particulares de pintura y de música y tuvo que enfrentar un embrollo bancario que lo llevó a la cárcel.

“El Aduanero” sufrió mucho en el camino de la vida, la luz de una existencia que tuvo que afrontar grandes penurias se apagaba la noche oscura que antecedía al 2 de setiembre de 1910, murió en el hospital a causa de la gangrena en una pierna que se había lesionado.

El poeta Guillaume Apollinaire escribió un célebre epitafio que Brancusi talló en la lápida del maestro en el que expresaba al “Aduanero” su aprecio, su cariño y sobre todo, su admiración:

  • “Gentil Rousseau, tu nos oyes, te saludamos
  • Delanuy, su esposa, monsieur Queval y yo.
  • deja pasar en franquicia nuestro equipaje
  • por la puerta del cielo.
  • Te llevaremos pinceles, colores y telas a fin
  • de que los ocios sagrados en la luz real los
  • consagres a pintar como lo hiciste con mi
  • retrato la faz de las estrellas”

DATO

Rousseau, quien es uno de los más altos exponentes del arte Naif, es un maestro brillante que preparaba los pinceles y comenzaba a pintar de memoria los paisajes que había visto anteriormente, cogía los apuntes y esbozos de las plantas cuyos tonos de verde retenía su memoria y escapaba así del entorno de modernidad de París.

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