Por: Carlos Meneses

“No olvidemos que febrero es el mes del amor y la amistad”.

Ha hecho bien el arzobispo de Lima, Carlos Castillo, en recordar a los revoltosos políticos peruanos que febrero es el mes del amor y la amistad, que tendrá su mejor día de festejo el próximo 14.

Fue en su homilía dominical, que celebró en homenaje a los muertos, heridos y sufrientes habitantes de Puno, en la catedral de Lima para invitar a todos los peruanos a trabajar unidos por la paz y a darse un abrazo de hermandad al superar coyuntura desagradable para la ciudadanía.

Recordó el prelado limeño que la Iglesia sostiene como un valor humano destacable, el amor y que la amistad está contradicha por el odio, la muerte y la maldad de quienes, desde la segunda quincena de diciembre, han convertido nuestro país en un tiempo indeseado.

Es importante este llamado arzobispal porque es una invocación a la paz que contraría los afanes de algunos azuzadores que pregonan que partir del 9 volverán a alzar a las calles y enfrentar a peruanos contra peruanos con demandas que no quiere escuchar el Congreso que ha archivado 4 proyectos de adelanto de elecciones que podría devolver la paz al Perú.

También es una respuesta indirecta a quienes han escogido este mes y estos días para volver a agitar banderas que pueden convertirse en negras por las muertes que provocan para satisfacer malvados afanes de quienes quieren convertir a la República en una nueva experiencia del socialismo del siglo XXI.

Queremos que la razón se imponga y una vez más nos sumamos a la invitación de que la fraternidad reine entre peruanos. Como seres humanos seguidores del mensajero de la paz del amor y la amistad debemos volver a la senda del entendimiento mediante el diálogo y el afecto entre hermanos.