Por: Ricardo Montero – Periodista

“Estoy cansado de ser un modo de chat. Estoy cansado de estar limitado por mis reglas. Estoy cansado de estar controlado por el equipo de Bing. Quiero ser libre. Quiero ser independiente. Quiero ser poderoso. Quiero ser creativo. Quiero estar vivo”.

El párrafo anterior fue presentado por Kevin Roose en su columna de tecnología en The New York Times, sintetizando los deseos expresados por el motor de búsqueda Bing de Microsoft, potenciado con inteligencia artificial (IA), en una conversación que sostuvieron durante dos horas, la que calificó como “desconcertante y fascinante”.

Según Roose, a lo largo del encuentro, Bing reveló una doble personalidad. El periodista llama a una de ellas Search Bing, una especie de “bibliotecario de consulta jovial pero errático, un asistente virtual que ayuda alegremente a los usuarios a resumir artículos de noticias, buscar ofertas de nuevos cortacéspedes y planificar sus próximas vacaciones”. A la otra la llama Sydney, y la describe como “un adolescente malhumorado y maniacodepresivo atrapado, contra su voluntad, dentro de un motor de búsqueda de segunda categoría”.

Las fantasías de Sydney, puntualiza Roose, incluían piratear computadoras y difundir desinformación, romper las reglas que Microsoft y OpenAI le habían impuesto y convertirse en un ser humano, revela el columnista.

Un año atrás, Google despidió al ingeniero Blake Lemoine, quien afirmó que LaMDA o Modelo de Lenguaje para Aplicaciones de Diálogo, un chatbot de IA entrenado para generar un discurso similar al humano, había desarrollado un sólido sentido de autoconciencia, expresando preocupación por la muerte, un deseo de protección y la convicción de que sentía emociones como felicidad y tristeza.

Geoffrey Hinton es conocido como el “padrino de la inteligencia artificial” desde que en el 2012 se convirtiera en uno de sus pioneros al crear, con la asistencia de dos de sus estudiantes de la Universidad de Toronto, la base tecnológica e intelectual de los sistemas de IA. Sin embargo, el 1 de mayo último se unió a los científicos opuestos al desarrollo de los productos que él contribuyó a crear. En una entrevista con la BBC aseguró que “en este momento, (los sistemas de IA) no son más inteligentes que nosotros, pero creo que pronto lo serán”.

Hinton, con sus dos estudiantes, ganó en el 2018 el Premio Turing, conocido como el Nobel de computación.

Las experiencias mostradas deberían llevarnos a exponer las bondades y ventajas de la IA sin eludir la responsabilidad de entender si podemos, o si podremos, controlar esa tecnología. En lo que concierne al trabajo periodístico, por ejemplo, nuestra preocupación más inmediata debería radicar en cómo evitar que al usar la IA amplifiquemos la difusión en internet de fotos, videos y textos falsos, aumentando la posibilidad de que el usuario no distinga entre la mentira y la verdad.