Por: Carlos Meneses

La palabra de la presidenta Boluarte obliga a pensar que estamos en una coyuntura política que tendrá repercusiones delicadas para todos, por lo que debe esclarecerse, y de una vez, cuan diferente será la política peruana para con los ciudadanos y el resto del continente.

La reestructuración del gabinete Otárola no representa un cambio para el país en cuanto a los requerimientos que la ciudadanía esperaba, por el contrario es la confirmación de que el gobierno no tiene reales intenciones de cambio y de acercarse más a la ciudadanía.

Es evidente también que se persiste en mantener el error de una decisión legislativa que dispuso la incorporación de miles de profesores que no habían aprobado los exámenes de suficiencia a que fueron requeridos y que motivaron que la exministra de Educación, Magnet Márquez mereciera una solicitud de la presidenta Boluarte de renunciar a su cargo.

Además, se esperaba un mensaje de la Presidencia de la República explicando cuáles serán las políticas por adoptarse para que el Consejo de Ministros tenga una visión distinta de lo que hasta ahora ha sido el proceder del gabinete Otárola.

Cuatro nuevos ministros hay en el gabinete y otras 2 carteras serán ocupadas por 2 miembros del consejo anterior.

Ninguno de los convocados, con excepción de Ana María Choquehuanca, tiene experiencia en tarea que es delicada y que permita suponer que el extraño entendimiento entre una mayoría congresal y el Ejecutivo tendrá, en el futuro, un caminar que pueda permitir que las expectativas ciudadanas sean satisfechas.