Tormentas geomagnéticas en la Tierra

Por: Danny Scipión – Investigador científico del IGP

CIENCIA

El viernes 10 de mayo registramos cómo las redes sociales se vieron inundadas de imágenes de auroras boreales siendo observadas en latitudes altas y medias alrededor del mundo. Se reportaron auroras por todo Estados Unidos de América, norte de México, España, Francia, incluso en Italia. Las auroras australes también iluminaron el cielo en regiones del sur de Chile y Argentina.

A pesar de lo asombroso de estos fenómenos y los variados colores que se pudieron observar, es crucial preguntarse qué las originó. Este hecho no deja de ser aún más relevante, ya que se trató de un evento de gran magnitud.

Estas tormentas geomagnéticas ocurren cuando las emisiones de masa coronal (CME, por sus siglas en inglés), que son grandes nubes de plasma y campo magnético lanzadas desde el Sol, llegan a la Tierra generando alteraciones en el campo magnético terrestre. Estas emisiones son más frecuentes de ocurrir en períodos cercanos al máximo del ciclo solar, el cual tiene una duración de 11 años y se espera que la máxima actividad solar ocurra hacia mediados y fines del 2024.

Los efectos de las tormentas geomagnéticas, además de producir un espectáculo visual, pueden afectar las infraestructuras en órbita cercana a nuestro planeta y en la superficie terrestre, interrumpiendo potencialmente las comunicaciones, la red eléctrica, la navegación, la radio y el funcionamiento de los satélites, según el Centro de Predicción de Clima Espacial. 

Las mayores tormentas de la historia han ocurrido en 1989, que dejó sin electricidad a la ciudad de Quebec en Canadá y el evento Carrington de 1859, que generó chispas e incendios en las estaciones de la red de telégrafos. De producirse un evento de similares magnitudes, podría causar la caída de redes eléctricas, lo que afectaría las comunicaciones y generaría pérdidas de billones de dólares americanos.

Desde el Instituto Geofísico del Perú, organismo adscrito al Ministerio del Ambiente, pudimos monitorear los efectos de la tormenta G5 con los distintos instrumentos distribuidos en el territorio nacional, como la red de magnetómetros, los cuales registraron variaciones de hasta -600 nT (Nanotesla, unidad de Inducción magnética). 

Adicionalmente, hemos podido observar los efectos en el espacio que rodea la Tierra con nuestro radar ionosférico instalado en la sede del Radio Observatorio de Jicamarca del IGP, desde donde se ha podido ver toda la evolución de la tormenta y las perturbaciones en la ionósfera, las cuales están siendo analizadas por nuestros investigadores científicos a fin de conocer más los efectos en los campos eléctricos y magnéticos.

De esta manera, el IGP continúa haciendo observaciones e investigaciones científicas en beneficio de la población peruana, siempre con su lema ‘Ciencia para protegernos, ciencia para avanzar’.

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