Por: Carlos Meneses

La Nochebuena no debería traer consigo el riesgo de una presión inflacionaria que perjudique la economía de los más necesitados.

Los peruanos teníamos derecho a esperar el 24 una Nochebuena que fuera realmente tal y que no ocurriera lo que finalmente está pasando. La mayoría de peruanos deben agregar a las mentiras del gobierno, la afirmación gratuita y condenable de una presidenta que se atribuye como propios los logros y las advertencias que acaba de hacer el presidente del Banco Central de Reserva (BCR).

El señor Julio Velarde acudió al Congreso para intentar explicar a legisladores, que llegaron al extremo de cuestionar los afanes de política del BCR en favor de una estabilidad económica, que garanticen un resultado superior al 3 % que permita mejorar la condición que atraviesa un grueso sector de la población que está preocupado por un incremento en el gasto presupuestal aprobado para el 2025.

Aquí no hay medias verdades, aunque se crea que con el silencio se componen lo que son ingratas realidades. Los peruanos podíamos advertir que los términos precisos que empleó Velarde al Congreso en general eran claros y contundentes y que han sido cuestionados también por el Consejo Consultivo que asesora la política del régimen.

El presupuesto no puede estirarse al igual que los chicles, todo endeudamiento que comprometa la estabilidad presupuestal es riesgoso y tarde o temprano se revelará en los índices inflacionarios del 2025.    

Eso significaría también un esfuerzo del Congreso de la República para detener la tendencia de comprometer dineros fiscales para subsidiar a la Municipalidad de Lima, a Petroperú y a un incremento de personal que es notorio en el sector público.