NAVIDAD

Por Carlos Meneses

En este día de Navidad renovemos la promesa de buscar paz entre los peruanos y sobre todo nuestro compromiso de amor para con los hermanos de todo el mundo.

Cuatro años después de la fundación de Lima, por primera vez en la Catedral de la capital del Perú se armó el primer nacimiento. Desde entonces, hasta el presente, los peruanos hemos tenido la costumbre de unirnos y solidarizarnos con la fe cristiana evidenciando un afecto especial por la niñez y por las tradiciones que se agregaron a las enseñanzas eclesiásticas para recordar la llegada al mundo del Niño Jesús.

Después de recordarse los tiempos pasados, los peruanos hemos vuelto a unirnos para desearnos un Feliz Año que debe ser oportunidad propicia para ver cómo alrededor nuestro sigue habiendo el deseo de lograr felicidad para el máximo número de peruanos que se sienten identificados con la solidaridad y con los mejores deseos para el futuro.

Tenemos que decir en este día que las esperanzas se renuevan y que los recuerdos de tiempos idos permiten acordarnos de cómo fueron nuestros anhelos para con el Niño Jesús y con las enseñanzas de la Iglesia para condenar los errores que pudimos haber cometido durante el año o con los maltratos que, equivocadamente, dimos a los pequeños que se acercaron a nosotros en busca de ayuda para satisfacer sus penurias y hambres.

En la Navidad se han detenido hasta los hombres que guerreaban, es un día de paz en un mundo que no entiende que el mejor regalo que podemos recibir es la paz y la fraternidad. Quienes vivimos en un país democrático queremos que las libertades imperen y que todos podamos a partir de este año restablecer una democracia, que sentimos se ausenta en otras regiones del mundo y en el caso del Perú persisten las diferencias que nos separan de los mensajes de paz que nos trajo Cristo.

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