Cuando la excepción se vuelve la norma

Por: Graciela Muñiz – Economista principal del Consejo Privado de Competitividad
PERÚ COMPETITIVIDAD
Hasta ahora, una de las principales fortalezas del Perú para atraer inversión ha sido su estabilidad macroeconómica. Somos una economía que, por ejemplo, recientemente ha logrado que la inflación regrese a su rango meta, ubicándose por debajo del 3%, tras el impacto de la pandemia y un contexto internacional adverso que presionaron los precios al alza. También hemos mantenido el déficit fiscal y la deuda pública en niveles bajos en comparación con otros países de la región. Hasta ahora.
Recientemente, el Consejo Fiscal (CF) publicó el Comunicado N.º 01-2025-CF, expresando su preocupación por el incumplimiento de las reglas fiscales en 2024. Según el último reporte de inflación del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), publicado en diciembre de 2024, se estima que el año cerró con un déficit fiscal del 3.7% del PBI, superando el límite del 2.8% establecido por norma. Además, el CF calcula que el gasto público no financiero creció un 5.9% en términos reales, excediendo el umbral permitido de 4.7%. De confirmarse estas cifras, sería el segundo año consecutivo de incumplimiento de la regla de déficit fiscal y la primera vez en 15 años que se transgrede la regla de gasto público, marcando un preocupante precedente para la credibilidad fiscal.
Aunque el incumplimiento directo de las reglas fiscales no ha sido frecuente, sí lo ha sido la emisión de normas que introducen excepciones a su cumplimiento. En los últimos 20 años, ha sido habitual la promulgación de leyes que, de manera “excepcional”, modifican o suspenden las metas de déficit fiscal, deuda o gasto previamente establecidas. Por ejemplo, en 14 ocasiones se han promulgado normas que alteraron los límites de déficit fiscal permitidos o suspendieron su aplicación, incluyendo los años 2015 y 2016, cuando se eliminó la regla del déficit fiscal. En el caso de la regla del gasto público no financiero, en 11 años se aprobaron excepciones o suspensiones, sin contar las modificaciones permanentes a los umbrales o métodos de cálculo.
Mas aún, ha habido años en los que tampoco se cumplió la regla excepcional. En 2014, se modificó la norma para establecer 0% de resultado económico, pero se alcanzó un -0.3%. De forma similar, en 2009 se permitió excepcionalmente que el crecimiento anual del gasto de consumo pasara del 4% al 10% en términos reales, pero el cierre del año registró un incremento del 10.2%. Si bien en ninguno de estos casos la desviación con respecto a la regla excepcional fue alarmante, lo que debe llamar la atención es el incumplimiento de una regla ya reevaluada.
Recientemente, en julio de 2024 se aprobó el Decreto Legislativo 1621, que establece un retorno gradual a las reglas macro fiscales. Aunque introduce una regla de gasto corriente ligeramente más estricta, reconoce que no será posible cumplir con la meta del 1% de déficit fiscal y contempla excepciones para los próximos tres años. Sin embargo, el historial de las últimas dos décadas pone en duda la credibilidad de esta senda fiscal. De hecho, la experiencia sugiere que, tarde o temprano, será modificada nuevamente.
Un análisis de la evolución de los ingresos y gastos fiscales refuerza esta preocupación. Entre 2004 y 2024[1], los ingresos fiscales pasaron de representar el 18.5% al 19.5% del PBI, un incremento de apenas 1 punto porcentual. En contraste, los gastos no financieros del gobierno general aumentaron del 17.6% al 20.5% del PBI, un crecimiento de casi 3 puntos porcentuales. A este ritmo, es difícil creer en la viabilidad de las metas de déficit fiscal para los próximos años.
Así como el rango meta de inflación guía las acciones del BCRP, las reglas fiscales deberían ser el norte del Ministerio de Economía y Finanzas en la búsqueda de un crecimiento sostenible del gasto público. Su objetivo principal es garantizar la responsabilidad fiscal, evitando desequilibrios macroeconómicos que puedan desencadenar crisis financieras. También buscan promover la transparencia y la disciplina en la gestión de los recursos públicos. Sin embargo, es importante prestar atención a estas constantes excepciones, en tanto pueden representar un potencial riesgo en la sostenibilidad fiscal del mediano y largo plazo.
[1] Para los valores del 2024 se considera las estimaciones del Marco Macroeconómico Multianual 2025-2028.