Asegurar los derechos de los niños en el Perú

Por: Bruno La Hoz Salinas

REFLEXIONES

En el Perú, la realidad de la niñez es alarmante; más de 360,000 niños y adolescentes están fuera del sistema educativo; más de 60,000 han sufrido violencia infantil y solo durante el primer semestre del 2024 la desnutrición en este grupo aumentó en un 12.2%. Estas cifras evidencian el largo y desafiante camino que debemos recorrer para garantizar que los derechos de nuestros niños sean respetados.

La Convención sobre los Derechos del Niño de la ONU, ratificada por el Perú, establece un marco legal robusto que reconoce derechos fundamentales como la vida, la salud, la educación y la protección contra cualquier forma de violencia. No obstante, la existencia de estas leyes no asegura su implementación y cumplimiento efectivo.

Cada día, cientos de menores de edad se enfrentan al maltrato, abandono o explotación. Casos que atiende constantemente el programa Aurora, del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, evidencian la magnitud de esta dura realidad. Como sociedad, no podemos permanecer indiferentes. Entonces, ¿qué hacer para actuar de manera decidida?

Informarnos es el primer paso. Conocer los derechos y las leyes que los protegen es fundamental. Además, podemos participar en actividades que promuevan estos derechos; denunciar cualquier abuso que presenciemos o sospechemos; apoyar a las organizaciones que trabajan en su defensa y, por supuesto, educar a nuestros hijos y alumnos sobre sus propios derechos.

Es fundamental destacar el papel de la prevención. Los programas de educación y sensibilización son esenciales para combatir la violencia contra los niños. Los medios de comunicación juegan un rol clave al visibilizar casos de vulneración de derechos y promover una cultura de respeto. Asimismo, es indispensable contar con un sistema de justicia especializado que atienda de manera eficiente y oportuna los casos de violencia contra los menores de edad.

Proteger los derechos de los niños es, ante todo, una tarea compartida entre el Estado, las familias y la sociedad. Una tarea que no solo garantiza que crezcan sanos y con oportunidades, sino que nos coloca en la ruta hacia la construcción de un Perú más justo, donde se promuevan la igualdad y el respeto.

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