El futuro inclusivo de la educación superior

Por: Martín Santana

REFLEXIONES

El Día Internacional de la Educación destaca la importancia del acceso a la educación superior en el Perú, un tema clave donde, a pesar de diversos avances, persisten desafíos que limitan la posibilidad de que los jóvenes puedan construir un futuro a través del aprendizaje.

De acuerdo con la última información pública de la Secretaría Nacional de la Juventud (Senaju), en zonas rurales, solo el 8.1% de los jóvenes accede a educación superior universitaria, en contraste con el 24.7% en áreas urbanas. Asimismo, la población joven no pobre presenta mayores porcentajes de acceso a la educación superior, mientras que la población joven en situación de pobreza y pobreza extrema presenta porcentajes de acceso de 3.6% y 4.4%, respectivamente.

En este contexto, la educación a distancia surge como una herramienta clave para expandir la cobertura y brindar acceso a la educación superior. Sin embargo, su efectividad está directamente relacionada con la superación de la brecha digital.

Según el último informe técnico del INEI sobre Estadísticas de las Tecnologías de Información y Comunicación en los Hogares, solo el 48.5% de la población en áreas rurales accede a internet, frente al 88.5% en Lima Metropolitana. Además, apenas el 18.1% de los hogares rurales cuenta con conexión a internet, lo que contrasta drásticamente con el 77.5% de Lima Metropolitana. Estas cifras también reflejan una falta de habilidades digitales, como un obstáculo importante para que los estudiantes puedan aprovechar programas a distancia.

Cerrar las brechas en el acceso a la educación superior requiere un enfoque integral. El Gobierno tiene un papel clave en ampliar la cobertura de internet en zonas rurales y promover políticas inclusivas. Sin embargo, superar la brecha digital también exige soluciones que no dependan exclusivamente de una infraestructura tecnológica, como herramientas híbridas, materiales educativos alternativos y capacitación de docentes en competencias digitales.

La educación a distancia cobra un rol prioritario y transformador, con gran potencial para democratizar el acceso a la educación superior. No obstante, para que este modelo alcance su máximo impacto, debe complementarse con estrategias que garanticen el acceso a la tecnología y competencias necesarias, especialmente en zonas con baja conectividad.

Innovar en modelos educativos implica diseñar programas de calidad que respondan a las demandas del mercado y a la realidad de los estudiantes. Solo así podremos garantizar una formación accesible, inclusiva y sostenible para todos, sin importar el lugar de origen o circunstancias.

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