Cómo defendieron los periodistas las libertades de Arequipa

Por Carlos Meneses Cornejo
Los arequipeños que yo conocí:
La primera víctima fue el diario “El Deber” y la segunda “Correo”.

El 27 de octubre de 1948 el general Manuel Odría, quien había sido ministro del Interior del régimen democrático del presidente José Luis Bustamante y Rivero, se reunió con los jefes de los cuarteles de Miraflores, Santa Marta y Arias Aragüéz de Tingo y el único civil presente era Ernesto Cánepa Sardón para discutir con ellos el inicio de la Revolución Restauradora que debía iniciarse en Arequipa.
Los tres militares no estuvieron de acuerdo y dijeron discrepar de la idea de Odría, prefiriendo que el inicio del movimiento golpista empezara en otra ciudad y no en la tierra en que había nacido el ilustre arequipeño, José Luis Bustamante y Rivero.

El notificado Odría ordenó que efectivos militares de los tres cuarteles comenzaran a marchar sobre el centro de la ciudad; el golpe de Estado estaba comenzando y los soldados avanzaron hacia el centro. Radio Continental, la más poderosa radioemisora existente empezó a difundir la proclama revolucionaria y Arequipa quedó pasmada por la decisión de Bustamante quien se negó a dimitir al cargo de presidente, amenazando con bombardear Arequipa y sus cuarteles. Tres días después Bustamante era deportado en un avión a Argentina.
La revolución se consumó por la traición del jefe militar de la región de Lima, general Zenón Noriega. La reacción civil fue inmediata y las críticas menudearon en los diarios entonces existentes en esta ciudad.
El diario católico El Deber que era propiedad del Arzobispado estaba dirigido por social-cristianos, entre los cuales destacaba Arturo Villegas Romero y dirigido por el presidente del Centro Federado de Periodistas, Ángel Vinicio Cornejo Ibáñez, quien publicó en la página editorial un artículo firmado por el abogado Eduardo Indacochea Zarauz que cuestionaba el corte de los juicios por desacato, que era evidentemente antijurídico.
Los militares de la región Arequipa ordenaron detener a Eduardo Indacochea y meterlo a la cárcel y amenazaron con deportar al director de El Deber, esto ocurrió en febrero de 1949. El arzobispo Rodríguez Ballón defendió la posición del periódico se opuso a la deportación de los dos periodistas que dirigían El Deber, logró la liberación de Vinicio Cornejo y la publicación de artículos de Villegas Romero defendiendo los derechos ciudadanos vulnerados por los avisos del régimen de la Junta Miliar de Gobierno.
En aquel tiempo un grupo de profesionales vinculados con el social cristianismo estaban en una campaña para conseguir el respeto a los derechos ciudadanos. El artículo fue publicado el 19 de febrero y el arzobispo ofreció cerrar el diario El Deber a corto plazo, la imprenta de El Deber había sido fundada a fines del siglo XIX y financiada por el avisaje judicial que por derecho le concedían a un periódico local y que por años fue El Deber, gracias a la presión de los magistrados católicos.
Vinicio Cornejo tiene un parque en Selva Alegre como homenaje a la valentía de un periodista libre y por el cuestionamiento al Decreto Ley 10953, antijurídico y opuesto al artículo 220 de la Constitución del Estado vigente por esos años. En ese recinto juegan los niños en las tardes de todos los domingos.
En la Universidad Nacional de San Agustín (UNSA) un movimiento de jóvenes católicos dirigido por el estudiante Roger Cáceres Velásquez- hermano mayor de quien después sería alcalde de Arequipa y ya lo era de Juliaca, Luis Cáceres Velásquez- dirigía un movimiento cívico que se enfrentó a comunistas y apristas recuperando el control de la federación estudiantil que increíblemente superó una anterior mayoría de las izquierdas.
Por entonces un ciudadano tacneño, Luis Banchero Rossi convertido en el hombre más rico del Perú, planeaba un grupo editorial periodístico que tuvo su primer local en su tierra natal, Tacna, y que hizo un gran despliegue para contratar lo mejor del periodismo peruano y abrió en Arequipa su segunda filial confiando su dirección al arequipeño José González Málaga, quien se había capacitado en Estados Unidos (EE.UU.) para dirigir las publicaciones de Pedro Beltrán Espantoso dueño de los diarios La Prensa y Última Hora.
Banchero murió asesinado por un servidor suyo. Correo de Arequipa nació en una casa de la quinta cuadra de la calle La Merced en donde fui incorporado como redactor a medio tiempo y con un exitoso debut cuando conseguí informar a la ciudadanía que un muerto había buscado durante dos horas un lugar donde enterrarse en el cementerio de La Apacheta porque no entraba la caja mortuoria en el nicho que le habían asignado.
Por la publicación de la noticia me aumentaron el sueldo y José González Málaga con una dolencia cancerígena dejó la dirección del diario en manos de Francisco Chirinos Soto, hermano de Enrique, también abogado quien no dejó de tener roces frecuentes con el gobierno militar.

Después Correo cambió de local, de La Merced se trasladó a la calle Bolívar. A los pocos días Chirinos renunció y quien era director nacional de la cadena de Correo que ya tenía un diario en Lima, me nombró director del periódico.
Odría seguía gobernando y solo lo aleja del poder un incidente en el que resulta herido de bala en una bronca entre militares. Mientras tanto se cometían abusos con el pueblo de Arequipa, fueron detenidos civiles que en los desfiles militares de Fiestas Patrias rechiflaron a los militares que marchaban por las calles, en tanto se aplaudía a los escolares del colegio de la Independencia.
En el día de la festividad de la Virgen de Las Mercedes los feligreses que solían cargar el anda para trasladarla desde la iglesia de La Merced hasta la Plaza de Armas se negaron a hacerlo, también era frecuente que cuando un efectivo militar subía a un tranvía u ómnibus los pasajeros se bajaban para testimoniar su incomodidad.
Al volver Bustamante del destierro un gran mitin lo recibe en la Plaza Mayor y se le renueva la confianza a quien había sido presidente de la Corte Internacional de Justicia de la Haya.