Todo se llega a saber

Por: Carlos Meneses
Es bueno saber la verdad histórica aunque el tiempo ha pasado es conveniente conocerla. Ella está dicha y no desmentida.
Cuando ocurrió el “arequipazo” que lideraban los alcaldes distritales, el Gobierno envió una misión ministerial a Arequipa que según ha revelado Pedro Pablo Kuczynski (PPK) encargó al entonces ministro de Defensa, Carlos Loret de Mola que comunicara al encargado del estado de emergencia que se declaraba, en Arequipa, utilizar el recurso de intervención militar para devolver a normalidad la ciudad nuestra.
Según PPK, quien hizo la propuesta fue el mismo Carlos Loret de Mola. Al conocer de semejante decisión tuvo una respuesta categórica quien era comandante de la Tercera Región Militar, Óscar Gómez de la Torre.
Él dijo que habiendo sido designado responsable de la conducción de Arequipa en tales días no utilizaría las armas para devolver a la normalidad la ciudad.
Además, las normas vigentes así lo indicaban y Gómez de la Torre no vaciló en decir que el fusil del soldado no dispararía contra los civiles. De acuerdo a PPK, había que buscar una solución diferente a la que propuso Loret de Mola en la base de La Joya donde hablaron con Gómez de la Torre.
En realidad lo que había era un afán de arreglar las cosas sin que hubiera bajas humanas. A la postre el gesto de Gómez de la Torre le costó la Comandancia General del Ejército del Perú, pues le dieron de baja. Él devolvió la generosidad y compresión de su determinación y se vino a vivir a Arequipa en compañía de su familia.
Esa verdad ahora está confirmada por PPK. Tenemos que aceptar que en tal tiempo los alcaldes tuvieron una actitud positiva evitando un choque con la Fuerza Armada y que el problema se arregló por la vía de la paz y del diálogo con una delegación que llegó a Arequipa, presidida por el arzobispo emérito Fernando Vargas Ruiz de Somocurcio.
PPK no tiene razones para mentir y lo que atribuye al señor Loret de Mola no ha sido ni negado ni desmentido. La verdad que esa jornada cívica fue ejemplar porque mediante el diálogo, la conversación franca y sincera entre los alcaldes distritales y las autoridades enviadas se logró la paz y no la violencia.