El retorno a la libertad lo hicieron arequipeños

Por Carlos Meneses Cornejo

Los militares contribuyeron a la paz social.

ESPECIALES DE AREQUIPA

Después de los terremotos de los años 1968 y 2000, los arequipeños recogieron sus muertos, atendieron a sus heridos y comenzaron a rehabilitar su ciudad, reparando o reconstruyendo nueve mil casas dañadas y en el segundo gobierno de Fernando Belaúnde hicieron la revolución del cambio en desarrollo.

El mejor testimonio de ese esfuerzo fue el Parque Industrial también el artesanal de Apima, la fábrica de cemento de Yura, todo manejado con honestidad probada y sin que los directivos -como Fernando Chávez Belaúnde- cobraran por su trabajo.

Enrique Mendoza Núñez.

El canal que tendría el número 8 en la nomenclatura nacional sería conocido como el Canal de Arequipa que comenzó a irradiar noticias y comentarios que relevaban simpatías por el régimen de Belaúnde que se estaba retirando del poder.

Para conseguir la licencia, que era obstaculizada por algunos miembros del Partido Aprista, se reunieron con el presidente recién nombrado Alan García Pérez y le pidieron apadrinar el canal. Sorprendiendo a todos, especialmente, a los apristas, Alan aceptó, vino a Arequipa y presidió la ceremonia de instauración de los nuevos estudios. El canal de Arequipa se vinculó comercialmente con la televisora ATV de Lima.

Debutaron con entrevistas políticas y declinaron el honor de izar la bandera de Arequipa al conmemorarse el primer aniversario de la programación, alegando que no habían hecho “mérito suficiente” para merecer tal privilegio.

En realidad, no quisieron asumir compromiso alguno que no garantizara su plena libertad. En el año 1991, Enrique Mendoza, presidente del Canal de Arequipa, llamó a quien era subgerente comercial y le encomienda ir a un inmueble, ubicado en la intersección de las esquinas de la Av. Jorge Chávez y la calle Mollendo, en el Cercado de la ciudad, para que pueda hacer “realidad su sueño” de dirigir un diario al que el propio Mendoza bautiza como Arequipa al Día, tomando como modelo un diario similar de Estados Unidos.

Con su hijo Enrique Mendoza del Solar, y el gerente de ATV

Allí se estrena la fotografía digital y como dije en ese entonces -cuando era director de ese diario- el único requisito para escribir era hacerlo bien, sin importar el color político de los reporteros. Luego salió a luz el propósito descentralista de los arequipeños y la razón por la que se le puso el nombre que el diario tenía: Había que venderlo en Lima, pero se tenía que hacer con técnicas arequipeñas.

Arequipa al Día funcionó en una casona del centro, ubicada en la calle Santa Marta, que se reconstruyó y se creó un departamento para acoger a invitados nacionales o locales que pudieran dialogar con los lectores.

En esta casona de la calle Santa Martha funcionó el local del diario Arequipa al Día.

El periódico tuvo contactos estrechos y permanentes con la Universidad Nacional de San Agustín y al final consiguió alentar la postulación del exrector Juan Manuel Guillén Benavides a la alcaldía de Arequipa, cargo que logró con el voto arequipeño. También tuvo excelentes relaciones con el arzobispo Fernando Vargas Ruiz de Somocurcio, gran amigo personal de los fundadores.

El éxito del segundo gobierno de Alan García Pérez fue transmitido a la ciudadanía por los esfuerzos del gerente Miguel Mendoza del Solar, quien vistió un mameluco y se convirtió en un técnico al armar la máquina que el diario tenía.

Mendoza advirtió a Roger Cáceres Pérez, hijo de Luis Cáceres Velásquez, cuando este fue candidato a la alcaldía, que dejaría el diario en manos de los redactores confiando a ellos la protección de los intereses y honestidad en el manejo de los asuntos de la ciudad.                   

Cuadro del interior de la casona del diario Arequipa al Día.

Las palabras de Mendoza fueron proféticas, pues cuando se advirtieron irregularidades en el manejo municipal y se publicaron en las páginas del periódico. Toda la familia Cáceres abrió procesos contra los directivos del medio de comunicación, los que en todos los casos fueron ganados por el diario. Arequipa al Día vivió durante quince años, nunca se sometió a ningún poder.

La descentralización fue defendida a lado de Manuel J. Bustamante de la Fuente con terquedad e independencia. El periódico nunca tuvo enemigos y sí fue lamentable su cierre por decisión voluntaria, desde entonces he dirigido el diario El Pueblo donde tengo veinte años de labor periodística hasta el presente.

El sueño terminó del todo cuando Enrique Mendoza Núñez enfermó y murió, después ocurrió lo mismo con Miguel Mendoza del Solar, con su hermana Fernanda, quienes formaron parte de la inolvidable familia.

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