SIN AMBAGES LA FALSA ELEGANCIA

Por Úrsula Angulo
La falsa elegancia. Una locución que yo inventé (y, aunque aún no la he patentado, que sirva este artículo como prueba de mi autoría). Decía, la falsa elegancia, que definiría, entre otras acepciones, como el uso de palabras que existen en español, pero que se insertan equivocadamente en ciertas oraciones con la intención de aparentar elegancia.
Es ese aperturar y ese realizar que a algunas personas les da la sensación de elegancia y amplio vocabulario. Claro, ambos verbos existen, —sí, sí existe el verbo aperturar, aparece en el diccionario de la Real Academia Española—, pero ni aperturo una caja de zapatos ni realizo una torta de chocolate, como alguna vez me dijeron. Si mis ejemplos te han provocado una sonrisa, entonces, eres de mi club; ya te diste cuenta de que una caja de zapatos se abre y una torta de chocolate se hace o se prepara.
Ahora, si has leído un par de veces mis ejemplos y no encuentras el error, pierde cuidado que aquí te lo explico: se apertura una cuenta en el banco y se apertura el año escolar, pero se abre una ventana y se abre una caja de zapatos. También, se realiza una ceremonia, pero se prepara una torta de chocolate y se hace una llamada telefónica.
Entonces, podemos concluir que aperturar y abrir son sinónimos, como también lo son realizar y hacer, pero no son sinónimos absolutos: no se pueden intercambiar en cualquier contexto.
Y así abordamos la falsa elegancia. No intentemos usar “palabras difíciles” para parecer elegantes. O somos elegantes o no lo somos, y si aperturamos no vamos a ser más elegantes que si simplemente abrimos. Ahora, quizá tienes un proyecto diario de crecimiento personal que incluye mejorar tu forma de expresarte, y eso está maravillosamente bien, es necesario, demuestra tu intención de crecer como persona y vas por el camino correcto, pero no pienses que eres elegante por usar aperturar. Tú les das elegancia a las palabras, con tus gestos y el volumen de tu voz; con tu forma segura pero tranquila de reconocer un error o, claro, de negarlo; con tu manera firme pero serena de aclarar un malentendido.
Recuerda también que eso de “no grites, no estás en el mercado” no es correcto. En el mercado sigo siendo yo, no es mi otro yo, ni mi holograma, ni mi alter ego; no, soy yo, con elegancia o sin ella, pero yo.
La elegancia es parte de la clase, y la clase quiere decir también ser una persona íntegra, pero eso ya es material para otro artículo. Mientras tanto, recuerda que la elegancia es bonita y debieras llevarla contigo siempre, al trabajo o al mercado, podría incluso ayudarte a aperturar abrir muchas puertas.