Arequipa salió de la recesión económica después de un año

Por Jorge Turpo R.

En 2024, 11 regiones salieron de la recesión técnica, y varias mostraron una recuperación notable como Puno que lideró con un crecimiento mayor a 12 %. Arequipa sólo creció 2 %.

La región Arequipa salió de la recesión económica que mantenía desde el último trimestre del 2023. El reporte oficial del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) del cierre del 2024, revela que registró un crecimiento del 2 %. Aunque es un porcentaje bajo, es significativo teniendo en cuenta que el 2023 se cerró con un índice de -1 %.

Según un informe de la Red de Estudios para el Desarrollo (REDES), en el 2024 al menos once regiones salieron de la recesión técnica. Puno fue la que lideró el ranking con un crecimiento mayor a 12 %, impulsado por el agro. Le siguieron Huancavelica, Tumbes y Apurímac, que despegaron gracias a la minería y la inversión pública. Mientras que la región Junín dejó atrás siete trimestres en rojo tras la importante inversión en la ampliación del proyecto minero Toromocho. La inversión fue de más de 1 300 millones de dólares.

En tanto, la región San Martín como Arequipa, creció modestamente un 2 %, pero salieron de la situación incómoda de las cifras en rojo. No obstante, REDES también advierte que todavía hay regiones que representan un gran desafío para la economía. Se trata de Pasco, que cerró el 2024 con recesión del -2.8 %, Amazonas con -2.4 % y Ucayali con -0.8 %.

UNA RECUPERACIÓN DESIGUAL

Pese a la mejora, la economía arequipeña muestra una recuperación desigual entre sectores. La minería, uno de los pilares de la región, se vio afectada por la baja en los precios internacionales del cobre, principal producto de exportación. La reducción en la demanda global impactó en los ingresos de importantes operaciones mineras, lo que ralentizó la inversión y la contratación de personal.

El comercio y el turismo fueron los sectores que experimentaron una recuperación más notoria. La reactivación del turismo interno y la llegada de visitantes extranjeros permitieron un ligero repunte en la economía local. Sin embargo, según la Cámara de Comercio e Industria de Arequipa (CCIA), los niveles de actividad en estos sectores aún están por debajo de los niveles prepandemia.

AGRO E INVERSIÓN PÚBLICA

La agricultura también presentó una leve recuperación. La producción de ajo y cebolla, productos estrella de la región, creció en volumen gracias a un mejor acceso a mercados nacionales e internacionales. No obstante, el sector agrícola se vio afectado por los cambios climáticos y la falta de inversiones en infraestructura hídrica, lo que limitó un crecimiento más robusto.

Por otro lado, la inversión pública jugó un papel importante en la leve reactivación económica, tanto del Gobierno Regional y municipalidades provinciales y distritales.

DESAFÍOS Y PERSPECTIVAS

Si bien Arequipa ha dejado atrás la recesión, los desafíos a futuro son significativos. La inversión privada sigue siendo un factor clave para consolidar el crecimiento y evitar que la región vuelva a caer en cifras negativas. Para lograrlo, los analistas coinciden en que se necesita estabilidad política y medidas que fomenten la confianza de los inversionistas.

Otro reto pendiente es la generación de empleo formal. Si bien la reactivación de ciertos sectores ha permitido una leve mejora en la contratación, el subempleo y la informalidad siguen siendo problemas latentes en la economía arequipeña.

La minería se afectó por la baja de los precios internacionales.

¿QUÉ VIENE EL 2025?

Después de analizar el crecimiento económico del año pasado y su importancia en la reducción de las brechas en nuestro país: ¿Qué podemos esperar para 2025?

Según el análisis de REDES, el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) ha proyectado un crecimiento del PBI del 4 % para 2025. Esta estimación es la más optimista, superando significativamente las proyecciones de otros agentes económicos, como el BCRP, que alcanzan un máximo de 3 %.

Aunque suena alentador, para lograrlo se requiere un clima de confianza y buena institucionalidad que fomente la inversión privada. Entre los factores positivos incluyen los esfuerzos para reducir la burocracia y crear un entorno más ágil para negocios e inversiones –a través del shock desregulatorio–, expectativas empresariales favorables, el precio de los metales al alza y la inflación controlada.

Sin embargo, destaca el informe de REDES, varios desafíos persisten: la creciente inseguridad ciudadana, la minería ilegal en expansión, el incumplimiento de la regla fiscal y la incertidumbre política debido al periodo preelectoral.

Además, factores externos como los posibles aranceles de EE. UU. a productos agrícolas y al cobre podrían reducir nuestras exportaciones.

El comercio y turismo son los sectores que más crecieron.

Estos factores podrían generar un entorno que dificulte el clima de confianza, afectando la inversión y el crecimiento económico. Si el país no logra crecer lo esperado, el desarrollo de las regiones también se verá limitado, reduciendo las oportunidades de empleo y frenando la mejora en la calidad de vida de la población.

Deja un comentario